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Economia y negocios

El Pilar acelera la vendimia

La lluvia apenas ha supuesto un leve parón en la recogida de la uva cuyo volumen supera ya en un 50% el total recogido el pasado año y confirma una cosecha larga en cantidad y de gran calidad

Vendimia en la RIbera del Duero / José I. Berdón

Peñafiel

El calendario vuelve a confirmar que el puente del Pilar es el momento clave para la vendimia en la Ribera del Duero. Si el pasado jueves el inicio del largo fin de semana festivo comenzaba con 51 millones de kilos de uva ya en las bodegas de la Ribera del Duero, cuatro días después esta cantidad se ha convertido en casi 80 millones de fruto depositadas en las elaboradoras.

De hecho los expertos consideran que tras el leve parón de las últimas horas por la lluvia caída en la comarca, menos de la anunciada en un principio, la recogida del fruto volverá a coger velocidad de crucero estos días para dar casi por terminadas estas labores durante el próximo fin de semana.

Es lo que corresponde a un año normal en la Ribera del Duero, es decir de las que casi no existen, porque cada añada cuenta con sus propios condicionantes. Aún así la de este 2018 tiene muchas características que se corresponden con los ciclos vegetales y condiciones meteorológicas que marcan la identidad de los caldos ribereños: septiembre seco y con temperaturas que se extreman entre el día y la noche, precedidos de una primavera lluviosa y un verano cálido. Con estos antecedentes inmediatos, la vendimia comenzaba tímidamente en las últimas semanas de septiembre, pero no ha sido hasta el puente festivo de mediados de octubre, entorno a la celebración de la Virgen del Pilar, cuando se ha generalizado la recogida del fruto. Hasta el punto de que en apenas cuatro días se ha recogido más del 60% de lo recolectado durante todo el mes anterior. Y si el jueves pasado el puente festivo comenzaba superando ligeramente los 50 millones de kilos recepcionados por las bodegas, al día siguiente ya se superaban con creces los 55 millones de uva recolectados en total durante la vendimia de 2017, un año, todo hay que decirlo, excepcionalmente corto en el fruto.

Todo lo contrario de lo que, a la vista de los datos, ocurrirá este año. A última hora de ayer domingo 14 de octubre se habían recogido 79.308.658 kilos de uva y aún quedan abiertas a la espera del resto de la cosecha cerca de 230 bodegas de las casi 300 que recepcionan uva en la Ribera del Duero. De hecho este es el dato que marcará la diferencia de la añada de 2018 y que ya viene avalada por una decisión oficial: a la vista de que las condiciones climatológicas han favorecido la producción de bayas de un tamaño excepcional sin perjudicar en absoluto la calidad ni el grado, el Consejo Regulador admitía aumentar el aforo y permitir recoger un 10% más de fruto por hectárea hasta llegar a los 7.700 por hectárea. El año 2017, ultimo del que se tienen datos, estaban registradas en Ribera del Duero unas 8.230 hectáreas de viña amparada por la Denominación de Origen, lo que supone que este año el límite de producción supera los 170 millones, que evidentemente no se alcanzarán. De hecho las grandes diferencias entre distintas zonas e incluso terruños son también una características de la Ribera del Duero. Este mismo año se han registrado pérdidas de hasta el 40% de producción en parcelas concretas, debido a accidentes meteorológicos puntuales, como heladas y algún pedrisco que se cebaron con un área concreta pero no afectaron ni siquiera a terrenos cercanos.

Aunque la previsión de cosecha es uno de los datos que pocos se atreven a decir en voz alta y mucho menos darle carácter oficial desde una institución como el Consejo Regulador, la agencia EFE recogía este fin de semana la previsión de una voz cualificada, como la de José Nuño Gutiérrez, presidente de Enoduero, asociación de enólogos de la Ribera del Duero, quien aventura que la cosecha podría rondar los 105 millones de kilos e incluso alcanzar los 110.000. Entre los bodegueros, en voz baja, la cifra se incrementa algo más. El récord en esta Denominación de Origen se alcanzó el 2016, cuando se recogieron 133 millones de kilos de uva.

Como también apunta EFE estas previsiones son un bálsamo para el sector elaborador de la Ribera del Duero. Las bodegas se estaban encontrando con un serio problema para cubrir la demanda del mercado, tras la escasez de uva que marcó la pasada campaña. De hecho, como ya les contábamos este verano, por primera vez en mucho tiempo las estadísticas de la primera mitad de este año 2018 indicaron una disminución en las botellas de vino de Ribera del Duero comercializadas.

El primer semestre de 2018 se cerró con la cifra más baja de los últimos seis años de contraetiquetas entregadas por el consejo regulador a las bodegas, rompiendo de esta forma el incremento progresivo que se venía produciendo en dicho periodo

Una situación que podrá revertirse sin ninguna duda ante la cosecha que ya es una realidad, larga en cantidad y de óptima calidad.

 
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