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OPINIÓN PEDRO MORATA

El toro 'embrollado' y la partida de ping-pong

Nuevo Mestalla en 2017. / SER Valencia

Valencia

En el refranario empresarial hay un dicho muy cierto: "Cuando quieras retrasar algo, crea una comisión. Y cuando no quieras hacerlo, encárgaselo a otro".

La venta y demolición del viejo Mestalla y el acabado del Nuevo Mestalla son un toro embrollado que ni unos ni otros quieren coger por los cuernos y están jugando una partida de ping-pong, tirándose papeles, leyes, licencias y excusas de mal pagador, para que ni el Ayuntamento de Valencia, ni el Valencia C. F. tengan la culpa de lo que parece que se ve en el horizonte y es que Peter Lim tiene pocas ganas de acabar lo que era un compromiso verbal (nunca escrito, ni firmado por el engaño de Amadeo Salvo y Aurelio Martínez a todos los valencianistas de buena fe y a todos los creyentes residentes en la inopia y envueltos en pancartas escritas con la tinta de los 'bobos de baba', que decía Luis Aragonés).

Centremos la jugada. Si el Valencia C. F. no incumple los plazos de la ATE (que es una recalificación VIP del suelo del actual Mestalla, para que el club pueda obtener más dinero de la venta) debe tener acabado el nuevo estadio en mayo de 2021. Para ello, deben empezar las obras no más tarde de junio del año que viene. Y no parece que eso lleve velocidad suficiente para ese plazo.

La cuestión es que el Valencia C. F. dice que le faltan 3 temas, llamémosle papeles, para poder ofertar con garantía a los interesados el suelo del solar de Mestalla y proceder a su venta.

De los 3 reparos, sólo uno es delicado. Muy delicado. El Ayuntamiento quiere que el Valencia C. F. garantice de forma inequívoca, y con caución y penalización claras, la fecha en la que se compromete a derribar Mestalla.

El Ayuntamiento no quiere comerse un posible problema a futuro de un comprador que reclame al Ayuntamiento (post concesión de reparcelación y licencias y como responsable subsidiario) la acción de obligar al Valencia C. F. a la demolición del viejo Mestalla en los plazos convenidos.

Eso puede ser un problema judicial de 'efecto bomba-racimo' y desde luego un problema social y político, porque a ver qué alcalde obliga al Valencia C. F. a derribar su estadio sin que esté acabado el nuevo estadio. Ese escenario el Ayuntamiento quiere evitarlo, aunque el comprador del solar de Mestalla, lógicamente, haya puesto en el contrato de compra sus pertinentes penalizaciones y obligaciones para el Valencia C. F., en cuanto a la fecha tope en la que el solar debe estar plano y sin el campo de Mestalla sobre él, para que el comprador del solar pueda empezar a construir las torres de viviendas .

Así que nos encontramos, a día de hoy, con una imaginaria conversación tan de besugos como realista. El Valencia C. F. diciendo: “Ayuntamiento, dame los papeles que me hacen falta para vender el solar de Mestalla y poder reanudar el nuevo estadio”. Y el Ayuntamiento diciendo: “Valencia C. F., si de verdad quieres acabar el nuevo estadio y no estás postureando, date prisa, pasa por ventanilla y subsana los reparos técnicos que te hemos dicho hace ya dos años”.

Y ahí éstan jugando al ping-pong. ¿A quién le quema más el tema? Sin duda, al Valencia C. F. porque:

1.- Se le acaban los plazos de la ATE. Perjuicio económico si la pierde.

2.- Tiene la espada de Damocles con los vecinos que, si ven que se demora lo de acabar el nuevo estadio, pueden solicitar la ejecución de la sentencia del Tribunal Supremo y tenerse que derribar la ampliación de la Grada de la Mar.

3.- Cuanto más tarde el club en vender el suelo del viejo Mestalla, más tiempo tarda en obtener un ingreso para pagar los 160 millones que adeuda a Bankia y Caixa. Y cada año le cuesta casi 18 'kilos' entre amortización de deuda e intereses.

Al Ayuntamiento el coste es de imagen, pero no es de dinero. El coste es de sonrojo para los valencianos y para la ciudad, que a este paso va a tener que desviar la ruta del 'Bus Turístic' para que la parte de Avenida Cortes Valencianas y el 'donut gigante de cemento' no figuren en el recorrido y enseñemos cada día nuestro fracaso por delirios de grandeza y esa gran tesis de lo que es estirar más el brazo que la manga.

Ante este problema hacen falta personalidad y valentía, hablar claro y valor. En cristiano: hace falta 'un buen par' por ambas partes, para coger el toro embrollado por los cuernos.

Y hay dos caminos: acabar el nuevo estadio o quedarse en el viejo. Lo que es absurdo es perpetuar la situación actual. Seguir jugando al ping-pong y perdiendo el tiempo.

Porque, oiga, yo creo que Peter Lim no quiere de verdad acabar el nuevo estadio. Lo ve un marrón que no es suyo. Y por eso negoció muy bien (para él) con la reverencia de dos funestos personajes como Amadeo Salvo y Aurelio Martínez y los 15 conos de avería que fueron los patronos de la Fundación. Yo les llamo Amadeo "Galgo" (salió a la carrera como tal, directo al pescuezo de Lim en cuanto le quitó el juguete) y Aurelio “Pamplinez”. No he visto un pamplinas como él, envuelto en un aura de no se qué, más dañino para el Valencia C. F. Por cierto, no devolverá la insignia de oro que le dio el "Galgo”, no.

Irse al nuevo estadio o quedarse en el viejo. Son opciones que ambas presentan púas de cactus. Pero es que se han metido en un jardín muy doloroso y no hay solución posible sin lágrimas. De lo que se trata es de no morir ahogado en las lágrimas.

Yo tuve una idea, arriesgada, incluso aceptaría que provocadora. Y un día la verbalicé en presencia de la alta representación de Meriton en Valencia. Y le pareció bien. Claro: porque en el fondo a Meriton todo lo que sea quitarle el marrón de acabar el nuevo estadio le viene bien.

Y hace unas pocas horas la he verbalizado con la autoridad competente en la materia en el Ayuntamiento de Valencia. Y también le ha parecido bien. Es más desearían que Lim o su representante se plantara cuanto antes en el Ayuntamiento para, con valentía y determinación, coger el toro por las astas, ser sinceros y desde ahí buscar la mejor solución para todos.

Porque el actual Ayuntamiento y quien lo dirige (hasta mayo) creen en petit comité que el nuevo estadio no se va a acabar.

Me he permitido decirle a ambas partes que la otra está de acuerdo. Ahora, si quieren, deben abandonar las palas de ping-pong y coger el teléfono, llamarse y hablar. Y no sé si hay tiempo para esperar a que haya un nuevo gobierno en el Ayuntamiento en mayo-junio que nazca de las urnas y con 4 años por delante.

OPCIÓN ACABAR NUEVO ESTADIO

El principal problema radica en obtener los 150 millones que ha tasado el club que harán falta. ¿Quién va a dar ese préstamo? ¿Con qué garantía, después del empastre actual, por el mismo tema con dos préstamos por importe de 225 millones que dieron Bankia (200) y Caixa (25) con garantía del solar del Mestalla?

Dice Deloitte que hay fondos de inversión que dan esos créditos. Pero, ¿a qué tipo de interés leonino? Se puede conseguir un operador comercial que los pague dándole los ingresos de explotación de gran parte del nuevo estadio por equis años. Pero no les veo trabajando en ello.

El segundo gran problema es que el solar del viejo Mestalla está hipotecado actualmente por 160 millones que quedan por pagar a Bankia y Caixa. Y parece que de momento es difícil que se pase de 120 millones. Y de ahí no todo es para el Valencia C. F. Al club le quedarían unos 100.

Faltan 60 para levantar la hipoteca. Más los 150 para acabar el nuevo estadio. Las ventajas de esta opción son:

- Dentro de equis años podrás ingresar más por el nuevo estadio.

- Se soluciona el problema de la sentencia del Supremo en el viejo Mestalla

- La ilusión de un nuevo estadio.

- Reduces en unos 100 millones (si se vende por 120) la deuda bancaria, si los bancos aceptan levantar la hipoteca por menos de la deuda pendiente.

OPCIÓN QUEDARSE EN EL ACTUAL MESTALLA

Esta opción conlleva derribar lo que ya hay hecho del actual nuevo Mestalla. ¿Para qué? Para poder liberar el solar, dejarlo plano, solicitar al Ayuntamiento un aumento de edificabilidad terciaria, comercial, hotelera y poder vender ese suelo y obtener dinero para reducir la deuda actual del club: la primera, los 160 a Bankia y Caixa.

Ya hay en el solar actual 55.000 m2 de usos hoteleros y comerciales. El club no usaría la recalificación del viejo Mestalla a cambio de obtener otra mayor de la que tiene en el solar del nuevo.

Esta opción hace que pierdas los 140 que hay gastados ya en el nuevo Mestalla: 45 del solar y 95 en cemento y esqueleto. Pero ese dinero ya está enterrado ahí si o sí.

Con esta opción, el Valencia C. F. no se embarca en aumentar su riesgo y deuda en 150 millones más, que no tiene y que no sé cómo los va a conseguir si el dueño no los avala. Y muchas ganas no le veo de ello. Porque si Lim quisiera arremangarse con este tema, para pavonearse ante la afición, haría como con Guedes y se iría en busca del problema para traerlo resuelto, como trajo a Guedes de la mano para buscar la foto de 'Papa Noel Lim' que le regala a Guedes a la afición.

Esta opción de quedarse en Mestalla plantea un problema que hay que negociar previamente porque, si no, es implanteable. Hay que llegar a un acuerdo con los vecinos que tienen la espada de la sentencia del Supremo para derribar la ampliación de la grada de la Mar.

Pero el Ayuntamiento que autorizó esa obra y el Valencia C. F. deberían ser capaces de convencer a los vecinos porque se trataría de un tema de estado, de un tema de ciudad y alguna compensación creíble podrían proponer a los vecinos para que no dinamiten el problema.

Después siempre se puede actualizar 'low cost' el actual Mestalla, que al fin y al cabo hay mucha gente que si le preguntas estaría encantada de quedarse.

Sé que el coste de imagen y ridículo de imagen de derribar ese 'donut de cemento' es dañina. Pero eso dura un año como mucho de dolor, imagen y sonrojo. Pero dejar ahí esa plasta de cemento para siempre es una cataplasma permanente con una pancarta que dice : “Menudos mangarrufos somos".

Ninguna de las dos soluciones es buena. Pero la peor es mirar para otro lado y seguir aparentando. Yo a ese teatrillo no voy. Así que a ver si se dejan el ping-pong y se llaman las partes.

A finales de mayo hay elecciones. Es una gran oportunidad para un político de raza y altura coger este tema y darle una solución. Me da igual que el partido sea rojo, verde, lila, azul o naranja.

PD: Quizá Deloitte y su brillante Director en Valencia, Gerardo Yagüe, especialista en refinanciaciones de deuda más que en todo lo demás, sea capaz de obrar el milagro de los panes y los peces. En tal caso, yo seré el primero en apoyar que herede la insignia de oro del club que luce Aurelio “Pamplinez". Desde luego, el Sr. Yagüe se la merecería mucho más y hará lo posible por no poner un borrón en su trayectoria y la de Deloitte Valencia. Porque el Valencia C. F., querido Gerardo, no es la refinanciación de Valvulas Arco. Esto te pone en el mapa o te aplasta en él.

 

 
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