Alumnos de Magisterio conocen 'la cara más dura' del franquismo

Ponferrada

 Ofrecer la cara más dura y real de la dictadura franquista. Con ese objetivo, 80 alumnos de Formación del Profesorado de la Universidad de Santiago de Compostela participan en una jornada práctica en el campus de Ponferrada dentro de las instalaciones de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Es el tercer año que, con gran éxito, se desarrolla una iniciativa que pretende que los futuros profesores y docentes tengan una radiografía de lo que supuso para la historia de España tanto el golpe de Estado como la dictadura franquista. El coordinador, el profesor Andrés Domínguez considera necesario que los profesores del futuro desarrollen espíritu crítico que sólo es posible con el conocimiento real de cualquier campo del conocimiento.

'Tienen que conocer la historia, emocionarse e incluso llorar' dice Domínguez quien considera que 'para conseguir una visión crítica y aprender a enseñar mejor'  no se puede dejar el conocimiento 'en la trivialización de los libros de texto' ya que un profesor 'debe tener una labor social activa'.

Desde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, su responsable en el Bierzo, Marco Antonio González reconoce que es una asignatura pendiente en la docencia española en la que este episodio de la historia de España se trivializa sin profundizar en todo lo sucedido y que depende, únicamente, 'del criterio personal de cada docente'.

Sólo en el Bierzo, la represión franquista acabó con más de un millar de personas de las que sólo se han recuperado los restos de una pequeña dado que, en alguno casos, es imposible acceder a los enterramientos debido a la construcción de infraestructuras. Dignificar esos lugar y elaborar un mapa de fosas que contribuya a recuperar la memoria de los desaparecidos es también 'otro capítulo pendiente' no sólo en la comarca sino en el resto de España.

De la misma manera, Ponferrada tampoco ha avanzado en el compromiso para la retirada de los símbolos franquistas que todavía quedan en sus calles, una cuestión que, reconoce en la asociación, resulta incomprensible.