La memoria que el franquismo borró
El libro "Para hacerte saber mil cosas nuevas" recoge 4.000 historias de represaliados por el franquismo en la provincia de Ciudad Real
Ciudad Real
Con los ojos de la democracia es difícil muchas veces ver la represión que vivieron muchas personas de nuestro entorno. Una barbarie que se ejerció desde el estado, cuando España tenía un gobierno fascista y que dejó cientos de dramas familiares enterrados en los baúles.
Germinal y Paloma, familiares de represaliados franquistas, nos cuentan sus historias y la importancia de hacer memoria
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Historias a las que el antropólogo Jorge Moreno ha sacado a la luz. Primero realizando un mapa de la represión en Ciudad Real y luego ha llevado esas historias a un libro que ahora ve la luz: "Para hacerte saber mil cosas nuevas". Recoge cerca de 4000 relatos de represión del franquismo en Ciudad Real. Se trata de una publicación editada por la UNED en colaboración con la Diputación Provincial de Ciudad Real.
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Historias que para muchos resuenan lejos, otros la viven muy de cerca porque las sufrieron en sus propias carnes. Es el caso de Germinal, ciudadrealeño nieto, hijo y sobrino de represaliados.
Con una mezcla de orgullo y emoción, Germinal nos cuenta la historia de su padre, sus recuerdos de cuando apenas tenía 5 años son muy claros. Su padre había formado parte de la CNT durante la Guerra Civil. Cuando terminó se trasladó a Madrid. Tras un breve período en la capital de España, fue detenido y sometido a juicio sumarísimo y sin garantías. Pasados unos pocos años de su fusilamiento, el propio Germinal se plantó en el cementerio, con apenas 11 años, para sacar los restos de su padre y darles una sepultura digna.
Sentada junto a Germinal se encuentra Paloma. Su abuelo también es uno de los represaliados que aparecen en el libro, una historia que le ha transmitido su madre. Fue en febrero de 1942 y también tras un juicio sumarísimo, hacía tres años que había terminado la guerra. Tras varios años escondido en su casa, bajo una cama y sin que ni siquiera su propia hija le pudiese llamar papá, fue detenido y ejecutado mediante "garrote vil."
Una espeluznante historia de un estado que mostraba su peor cara... y que marcaba la ley del silencio. Por eso, dice Paloma, es fundamental contarlo, por hacer justicia a toda una generación que todavía sigue viva.
Paloma, tras la muerte de su padre hace un par de décadas, animó a su madre a escribir la historia de la familia, y cuando conoció el proyecto quiso que formase parte del libro, y la transcribió.
La dictadura en la mayoría de los casos no se quedó ahí y dejó a las familias de los represaliados en la más absoluta miseria, señalados durante décadas y en el último escalafón social.
Agustín Cacho Borrás
Redactor de contenidos en SER Ciudad Real con especial atención al entorno rural y el sector agroalimentario....