La declaración BIC para las sargas de La Aguilera a exposición pública

Aranda de Duero

El Boletín Oficial de Castilla y León publica hoy el expediente de declaración como Bien de Interés Cultural de las sargas que alberga la iglesia del convento de La Aguilera. La Consejería de Cultura abre un período de exposición pública de un mes para posibles alegaciones relativas a este expediente iniciado para otorgar esta categoría de especial protección a esta colección de lienzos que tratan sobre la vida de San Pedro Regalado.

La serie está formada por un total de 15 sargas, que datan del siglo XVIII y representan iconográficamente diferentes escenas de la vida de este personaje. Fueron realizadas con pintura al temple sobre tejido de lino, con una estética barroca y las características propias del ideario de la Orden Franciscana: la humildad y pobreza. En cuanto a su caracterización iconográfica, San Pedro Regalado se representa con hábito franciscano negro o marrón, con sencillas sandalias, aunque solía ir descalzo, con bastón de caminante y sombrero de amplia ala colgado del cuello y a veces portando un libro que podría ser un breviario o un libro de oraciones. En ocasiones aparece acompañado de ángeles, resplandores, rayos o aureolas, tan característicos de la estética barroca, en el campo al lado de un río o junto a edificios conventuales, aludiendo a su carácter de fundador de los conventos de La Aguilera y El Abrojo.

La Junta, que ya restauró hace catorce años trece de ellas, las que estaban más deterioradas, inició en 2016 este expediente de declaración como BIC, recogiendo una iniciativa parlamentaria del PP. La medida está justificada en el convencimiento de que esta colección constituye un relevante ejemplo de documento histórico y fuente de información directa sobre aspectos sociales de la época y constituye una de las escasas colecciones realizadas sobre soporte de tela que han llegado hasta nosotros en buen estado de conservación. La pertenencia de estas sargas a un mismo contexto histórico y función, con un mismo programa iconográfico, así como la utilización en todas ellas de materiales, técnicas y elementos decorativos comunes, han determinado su calificación como colección indisolublemente vinculada a la iglesia que las alberga.