Teresa Rodríguez: voz propia andaluza para liderar la confluencia

Sevilla

Teresa Rodríguez (Rota, 1981) llega a las elecciones andaluzas del 2 de diciembre tras una legislatura en la que ha adquirido mucha experiencia política, toda la que le faltaba hace cuatro años cuando, como su partido, era nueva en el mapa electoral andaluz. Acude reforzada en su liderazgo al frente de Podemos Andalucía, aunque ninguno de sus pasos en clave interna ha sido fácil.

La gaditana ganó las primarias del partido en Andalucía en 2016, y en ellas se impuso a Begoña Gutiérrez y a Carmen Lizárraga. Esa victoria, tejida por tres de cada cuatro votos emitidos por los inscritos para esas elecciones, le sirvió para ganar una legitimidad en la formación morada en Andalucía que ha blandido ante la dirección nacional, con las que ha protagonizado numerosas tiranteces desde entonces.

De hecho, la candidata de Adelante Andalucía a la presidencia de la Junta de Andalucía ironizó el pasado año sobre el obstáculo que para parte de la dirección nacional de su partido significaba Sierra Morena. “A veces Sierra Morena parece como el Himalaya, y entonces una vez uno la cruza, viene aquí y explica el por qué de las cosas, todo va mucho mejor”, señaló en unas declaraciones que realizó justo después de una reunión con el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, encuentro que por entonces suavizó unas relaciones que, no obstante, se han vuelto a tensionar en los últimos meses.

Teresa Rodríguez quiere un partido en Andalucía más independiente, más autónomo, y la dirección nacional prefiere que las directrices nacionales sean más permeables a la formación en la comunidad. Esa confrontación de modelos de partido se vislumbró con nitidez en las primarias para decidir la candidatura de Podemos Andalucía a la Junta de Andalucía; entonces la gaditana tuvo que medirse a Isabel Franco, una candidata impulsada por la cúpula estatal del partido. Y de nuevo ganó Teresa Rodríguez, de nuevo con un 75% de los votos.

Ahora, Pablo Iglesias la arropa y dice que la ve como nueva presidenta de la Junta de Andalucía tras las próximas elecciones. Con 37 años recién cumplidos y a la espera de un bebé que se prevé nazca el día de Andalucía, que es cuando sale de cuentas, esta roteña que vivió su primera experiencia política al ser elegida europarlamentaria en 2014 se presenta ahora como cabeza de lista de Adelante Andalucía, una confluencia con Izquierda Unida, Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza.

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En la asunción de esa responsabilidad ha jugado también un papel muy trascendente el coordinador de IU Andalucía, Antonio Maíllo, quien quiso ceder el máximo protagonismo de la confluencia a Teresa Rodríguez, a la que ve “en condiciones de disputar la presidencia de la Junta de Andalucía”, sobre todo tras “el mensaje” que considera han enviado las movilizaciones feministas del pasado 8-M.

De hecho, Teresa Rodríguez ha enarbolado el mensaje feminismo en esta legislatura también desde un episodio muy desagradable del que fue víctima. Un empresario de la Cámara de Comercio de Sevilla, Manuel Muñoz, se abalanzó sobre ella en una visita que realizó a la sede de la institución y simuló darle un beso en la boca, en unos hechos denunciados por la propia líder de Podemos como agresión machista.

La ahora candidata de Adelante Andalucía ha protagonizado distintos rifirrafes en esta legislatura con la presidenta del Gobierno andaluz, Susana Díaz. Uno de sus enfrentamientos dialécticos más intensos y sonados llegó hace un año, cuando Teresa Rodríguez espetó a Susana Díaz que no pactaría con ella “ni muerta” tras comprobar el trato que había dado a IU cuando era su socio de gobierno. Desde entonces, esas palabras retumban en el pasado político de la gaditana también recordadas, en más de una ocasión, por representantes socialistas.

Teresa Rodríguez concurre a estas elecciones andaluzas con el mismo ímpetu con el que lo hizo hace cuatro años pero con mucha más experiencia política y parlamentaria, con una siempre difícil confluencia de izquierdas en su estela y con una intención nítida muchas veces repetida: ser un muro de contención a las políticas de derecha en Andalucía.