Sociedad

¿Alguien sabe cuántos médicos faltan en Aranda?

La discrepancia en cuanto al número de profesionales médicos que faltan en Aranda apunta a un debate más profundo sobre el modelo de asistencia sanitaria en las comarcas

Entrada al Hospital Santos Reyes de Aranda de Duero / Cadena SER

Aranda de Duero

¿Cuántos especialistas faltan en el hospital arandino? Difícil de saber. Y más aún de entender el motivo de la discrepancia en las cifras que se ofrecen desde distintos sectores y que en ocasiones pueden llegar a ser el doble o la mitad de lo que indican otras fuentes. Esta divergencia está siendo una tónica general desde que, hace ya más de mes y medio, comenzaran a encenderse las alarmas por el déficit de especialistas que empezaba a aquejar al hospital y que, tras cumplirse los augurios, se agravó como consecuencia del Concurso de Traslados de toda Castilla y León. Y siendo como es un asunto de tanta sensibilidad esta falta de claridad solo provoca aún más desconfianza de los ciudadanos en las instituciones y un mayor caldo de cultivo para creer cualquier dato que venga a coincidir con nuestra impresión personal, que la mayor parte de las veces es la de que estamos fatal.

Y lo estamos. Acudamos a la fuente que acudamos no bajan de una decena los especialistas médicos que faltan en el hospital, ni se puede desmentir que solo hay dos pediatras en atención primaria para atender a más de 5.000 niños y niñas de Aranda y que desde hace un tiempo el número de médicos de familia que atiende el medio rural ha descendido. Pero a partir de aquí, todo son matices.

Comenzando por la última parte, y aun reconociendo lo obvio, porque no hay manera de negar la evidencia, la administración se escuda en la falta de facultativos que quieran firmar un contrato para trabajar en el medio rural. Una circunstancia que, unida a las bajas médicas y al disfrute legítimo de permisos y vacaciones del personal que aun resiste, obliga en innumerables ocasiones a reorganizar turnos y doblar (o triplicar) el número de pacientes para poder cubrir todas las consultas en los pueblos. O, como ocurría este mismo fin de semana, para poder dar continuidad durante las 24 horas al SUAP (el servicio que atiende las urgencias domiciliarias) ¿Hay solución? “Si alguien conoce un médico que quiera pasar consulta en el medio rural que se lo comunique a la gerencia, que tiene un contrato ya” asegura un profesional médico con amplia experiencia en la comarca.

No mucho mejor pintan las cosas en la atención pediátrica en Aranda, donde no hay, de momento, ningún viso de que cambie la situación de las dos pediatras, una por cada centro de salud, que se enfrentan a la tarea de atender a toda la población infantil de la villa, y que ya han visto como no han llegado a buen puerto las soluciones que, aparentemente a salto de mata, se han ensayado para paliar el problema: ni un mes ha durado el contrato que se hizo a otra pediatra, mientras que menos aún fueron los días puntuales que dos profesionales de Valladolid acudieron a Aranda para reforzar el servicio. De momento la solución más estable es la de contar con una médico de familia que pasa consulta en el ambulatorio norte junto a la única pediatra que permanece en él.

Pese a la reiterada solicitud de información a la gerencia de Atención primaria de Burgos, la única contestación que hemos recibido hasta el momento (y siempre por vía interpuesta) es que se están buscando soluciones, y que nada nos pueden contar en cuanto a la resolución de los problemas porque nada firme hay de momento. Tampoco plazos para atisbar un desenlace, ni un mes ni un año.

Pero si hay un campo donde se ha establecido la batalla de las cifras es el de la plantilla del Hospital de los Santos Reyes. Mientras le veníamos contando que las cifras oficiales indicaban que tras producirse el concurso de traslados el hospital arandino se quedaba sin poder contar con una decena de especialistas, las asociaciones vecinales, apelando a datos ofrecidos por trabajadores del centro hospitalario, duplicaban esa cifra.

Antes de analizar los datos oficiales que ha vuelto a ofrecer el equipo directivo del Hospital Santos Reyes para que se conozca el estado real de la actual plantilla conviene hacer algunas precisiones. La primera que viene a cuento es el consejo que nos daban en la educación primaria, cuando empezábamos a sumar y restar: manzanas con manzanas y peras con peras. O lo que es lo mismo, si sumamos bajas actuales, no podemos restar incorporaciones futuras, pero si hablamos de vacantes que se van a producir en las próximas semanas habrá que contar también con los profesionales que acudirán durante ese mismo periodo. Dicho lo cual y según los datos aportados desde el propio hospital, en la actualidad, en la semana después de la gran manifestación por una Sanidad de Calidad, vamos a tratar de entender cuál es la situación real de la plantilla del Hospital comarcal Santos Reyes.

En primer lugar no cabe otra posibilidad para conocer el número de bajas o de contratos a mayores con que cuenta el centro hospitalario que la denominada “plantilla orgánica”, es decir, el documento que recoge el número y distribución que según el SACYL es el suficiente para que funcionen los servicios que presta el hospital. Queda para una próxima ocasión el análisis sobre si esta plantilla estructural se ajusta a las necesidades de la población arandina, aunque la respuesta es tan clara que solo hay que comparar los 88 facultativos asignados a Aranda con los 90 que tiene Miranda, atendiendo a una población de unos 10.000 habitantes menos. Si comparamos la plantilla completa, incluyendo todas las categorías sanitarias, el hospital ribereño cuenta con más de 50 profesionales menos que el mirandés. El desequilibrio es tan obvio que no requiere más explicación.

Pero volviendo al asunto de la situación real ¿se cumple la plantilla orgánica? Rotundamente no. Y la situación no viene de ahora. Las carencias de especialistas son un mal crónico del hospital ribereño, pero nunca, al menos en lo que llevamos de década, se habían acumulado problemas en tal cantidad de servicios a la vez. Podía haber falta de pediatras en algún momento, en otra época carencias en digestivo y fue muy sonada la ausencia de manera simultánea de los dos oncólogos hace apenas año medio. Pero que falten médicos en más de ocho especialidades a la vez hace que la situación pueda considerarse crítica.

Servicio por servicio

Volvamos al recuento de plazas vacantes: según los datos ofrecidos por el equipo médico faltan por cubrir una plaza en el servicio de aparato digestivo (de dos solo está cubierta una). Misma situación en cardiología y vacante también está la única plaza de geriatría. Desde siempre se ha considerado preocupante, por la dificultad en su cobertura y por el impacto que puede tener en otros servicios, la falta de dos profesionales de radiodiagnóstico.

Mientras que estas cinco vacantes son incontestables, otros casos merecen ser contemplados con sus matices. Es el caso de las dos plazas también vacantes en Oftalmología, que son la mitad del servicio que de estar completo contaría con cuatro profesionaleslo que podría suceder a principios de año: el equipo directivo del Hospital garantiza su cobertura como muy tarde en enero,  una vez finalice la tramitación de los expedientes de extranjería de las profesionales localizadas para cubrir estas plazas. En la misma circunstancia se encuentra una oncóloga cuya llegada, también en enero completará este servicio que ahora solo cuenta con una profesional.

Según los datos oficiales a estas ocho plazas vacantes que hemos contabilizado hasta el momento hay que añadir dos más: una en el servicio de Pediatría, que tiene cubiertas cuatro de las cinco plazas. Sin embargo este servicio cuenta ya con cinco especialistas, puesto que tiene contratado “por encima de plantilla” un profesional más como refuerzo para hacer guardias.

Una situación similar pero ampliada se da en el servicio de Urgencias. Según la plantilla orgánica este departamento debería contar con una decena de profesionales médicos. En la actualidad una de las plazas está sin cubrir; de los otros nueve profesionales que ocupan el resto de las plazas, cinco están de bajas médicas, de las cuales dos han sido sustituidas. Y en este servicio hay otros cuatro profesionales contratados para refuerzos y guardias por encima de la plantilla orgánica, por lo que, en la actualidad trabajan en urgencias una decena de profesionales, pese a las bajas y a la vacante.

Hay otras dos bajas médicas sustituidas: una de ellas es en otorrinolaringología, donde el hospital ha reclamado la vuelta de una doctora que se encontraba fuera por comisión de servicios para evitar el déficit que se iba a producir por la baja maternal de otra de las profesionales. También está sustituida una baja médica en medicina interna. Este departamento, que se compone de ocho profesionales, cuenta con otro especialista de baja, pero a la vez tiene contratado otro más por encima de plantilla.

Contratos “por encima de plantilla”

Pero mientras hay departamentos que sufren un déficit de profesionales, otros cuentan con un número mayor de especialistas contratados de los que marca la plantilla orgánica: es el caso de anestesiología y reanimación, cirugía ortopédica y traumatología, farmacia hospitalaria, microbiología y psiquiatría. Todos estos departamentos cuentan en la actualidad con un profesional más de lo que señala la plantilla estructural. También por acumulo de tareas está contratada una ginecóloga más de las seis que marca un servicio en el que la casuística de las plazas es amplia: una de estas profesionales trabaja fuera del centro arandino en comisión de servicios, aunque podría ser reclamada en breve para que volviera a ocupar su plaza. Otra de las ginecólogas, que cuenta en la actualidad con un contrato a media jornada, ya ha anunciado su intención de trasladarse, aunque al parecer el equipo médico cuenta con otra profesional para sustituirla.

En definitiva, a día de hoy al hospital de los Santos Reyes le faltan diez médicos de su plantilla orgánica, según las cifras oficiales. Para cubrir tres de estas plazas ya se ha iniciado la tramitación. A esto hay que añadir ocho bajas médicas de las cuales cuatro están ya sustituidas. Y el equipo médico anuncia además que hay cuatro profesionales en comisión de servicio que han sido o serán reclamados para que vuelvan a su puesto en el Hospital de los Santos Reyes, aunque uno de ellos ha anunciado ya que renunciará a su plaza en Aranda. En el otro lado de la balanza, por el contrario se contabilizan once profesionales contratados por encima de plantilla.

¿Hay solución?

Pero aun siendo importantes (y preocupantes) los números, son solo una parte del problema. Porque no importan tanto la cantidad de médicos que faltan sino la dificultad para encontrar determinados especialistas que quieran ocupar una plaza en un hospital comarcal. Por eso son un clamor la voces que reclaman incentivos tan sencillos para hacerlas más atractivas como que el tiempo trabajado en un hospital comarcal puntúe el doble en una convocatoria laboral. Una circunstancia que no deja de tener sentido puesto que los profesionales que desempeñan su trabajo en hospitales más pequeños acaban enfrentándose con una casuística mayor de pacientes con lo que su experiencia se enriquece.

Otros rivales con los que difícilmente puede competir un hospital comarcal son los contratos por encima de plantilla de los centros hospitalarios más grandes ubicados en ciudades de mayor tamaño, que pese a ofrecer plazas en peores condiciones laborales para realizar servicios especiales, guardias o acúmulos de tareas, son preferidos por los especialistas médicos por motivos familiares, domiciliares o incluso profesionales. No faltan por tanto las voces que alertan que no deberían permitirse estas contrataciones por encima de plantilla en especialidades en las que haya hospitales con plazas vacantes, para evitar una competencia desigual.

No parece, a la postre, un problema de cifras. Lo que está en juego es un modelo de asistencia sanitaria en el que queda por resolver el equilibrio entre la cercanía de los servicios y su sostenibilidad, aunque parece difícil la resolución de un asunto tan delicado cuando entran en juego la adopción de medidas impopulares y el cortoplacismo de los políticos responsables de la gestión sanitaria y más aún en época electoral.

 
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