Los bomberos denuncian que la mala organización del Servicio de Emergencias del Principado pone en peligro a los ciudadanos

Oviedo

La Corriente Sindical de Izquierdas (CSI) denuncia una vez más lo que consideran graves deficiencias tanto materiales como personales, y de organización en el SEPA, el Servicio de Emergencias del Principado. Ponen como ejemplo los hechos ocurridos la semana pasada, cuando en una misma noche, se declararon tres incendios, que pusieron en jaque al servicio, al quedar en algún momento hasta tres parques de bomberos vacíos, lo que supuso que el tiempo de respuesta, vital a la hora de actuar ante el fuego se incrementara hasta en media hora.

En la madrugada del 22 al 23 de noviembre, sobre las once de la noche todos los efectivos de bomberos de San Martín del Rey Aurelio y de La Morgal se desplazaron a Noreña donde se había declarado un gran incendio que afectaba a dos viviendas y a otras colindantes. Posteriormente se produjo una explosión en un edificio de cinco pisos en Sotrondio, que tuvieron que atender los bomberos de Proaza, que cubrían el puesto de La Morgal, que había quedado vacío como el de San Martín del Rey Aurelio tras el primer aviso, el de Noreña. Y todavía habría un tercer incendio, en Lugones, al que también tuvieron que acudir los bomberos de Proaza, que volvían de Sotrondio. Desde la CSI denuncian que el actual sistema de funcionamiento es insostenible, ya que provoca estas situaciones que ponen en peligro a ciudadanos y a los propios bomberos. Algo que - indican- "se solucionaría incluyendo a más personal en los turnos de 24 horas, lo que evitaría que cualquier parque se quedara vacío". Lo hubiera evitado en el caso que se dio la semana pasada. Manuel Sordo, de la Corriente Sindical de Izquierdas del SEPA, asegura que han puesto ésta y otras propuestas sobre la mesa del Principado y de la gerencia del servicio, pero que "dan la callada por respuesta", no les escuchan.

También denuncian carencias materiales, como la existencia de vehículos antiguos y otros no tan antiguos que carecen de cinturones de seguridad, algo a lo que desde hace bastantes años obliga la ley, y que pone en peligro la integridad física de los bomberos.