Una ciudad y dos realidades migratorias

Valencia

Este martes hemos sido testigos de lo mejor y lo peor en materia de política migratoria. Lo mejor, el ofrecimiento, de nuevo, de la ciudad de Valencia, para acoger a los africanos rescatados en el Mediterráneo central por un pesquero de Santa Pola.

Como ya hiciera con el Aquarius, Valencia demuestra su sensibilidad con aquellos que huyen de los conflictos o del hambre. Valencia vuelve a reivindicarse como un pueblo solidario. La misma Valencia, por contra, que sigue teniendo un centro de internamiento de extranjeros, cuya existencia es una anomalía por sí misma, y en el que se siguen infringiendo derechos.

Dos realidades bien distintas en una misma ciudad y que son incompatibles. Va siendo hora ya de decir a qué realidad nos queremos sumar.