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Elecciones andaluzas 2018

Del huevo a la castaña

Adelante Andalucía empezó la campaña con carácter propositivo y la termina afilando las críticas

La candidata de Adelante Andalucía a presidir la Junta de Andalucía, Teresa Rodríguez, durante el mitin en Córdoba / José Camó/Adelante Andalucía

Sevilla

De las propuestas de gobierno a las críticas cada vez afiladas a sus adversarios políticos. Del rechazo a las derechas al nacionalismo histórico andaluz. En definitiva, del huevo a la castaña, que para Adelante Andalucía es la misma comparación que puede hacerse entre el “susanismo” y el socialismo.

Adelante Andalucía ha completado una campaña con más de medio centenar de actos en toda la geografía andaluza con el objetivo de intentar anclar su mantra más repetido: que por fin hay una alternativa al gobierno andaluz del PSOE en Andalucía que llega por la izquierda.

El cuentakilómetros del autobús de campaña supera los 3.000 kilómetros desde que empezara a contar el pasado 16 de noviembre, y ha experimentado un incremento notable en los últimos días, donde se han vivido los tres mítines más multitudinarios (Jerez de la Frontera, Córdoba y Málaga) más allá del acto central de campaña en Fibes, en Sevilla. Si hubiera un contador de propuestas políticas, en él podría comprobarse cómo la dinámica ha sido la inversa: menos propuestas conforme se acercaba el final de campaña.

La confluencia de izquierdas empezó el pasado día 16 de noviembre la campaña con la firme intención de recorrer una senda trufada de propuestas de gobierno que sorteara, a su vez, el fango político.

Nunca faltaron referencias a los adversarios del mapa electoral, pero sí es verdad que durante los primeros días resaltaban, sobre todo, nuevas ideas para el nuevo horizonte andaluz que pretende Adelante Andalucía: un plan de transición energética, una apuesta por energías renovables, una nueva consejería de feminismo, el aumento de las pensiones no contributivas, la nueva ley de Agricultura, Ganadería y Soberanía Alimentaria, la banca pública que facilite el crédito a pymes y autónomos, medidas para la regeneración política, la ley de Comarcas, etc.

Pero tras el primer debate electoral a cuatro, el de Canal Sur Televisión, hubo quien confundió esa estrategia y ese carácter propositivo que mostró Teresa Rodríguez con un acercamiento al PSOE para cerrar un pacto de gobierno. Y eso provocó que Adelante Andalucía se revolviera para agujerear y desgajar esa capa de terciopelo que algunos analistas querían ceñirle a la confluencia.

Después del debate volvió el “ni muerta”, se erigió el “no voy a volcar la ilusión de Adelante Andalucía en un gobierno con Susana Díaz”, empezó a ponerse de moda en los mítines el repaso a los currículums de los números uno del PSOE en cada una de las provincias para poner evidencia al “susanismo”, que “no es sólo Susana Díaz, que es como una muñeca rusa: tu quitas una y hay otra, y otra, y otra”.

La justificación de la estrategia se marcaba mucho en los discursos: “Ellos querrían tenerme gritando, allí al fondo, en los debates. Pero no, yo ahora ya no soy la opositora a Susana Díaz, ahora soy su alternativa y, como ella, candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía”, ha manifestado en más de una ocasión en la ruta por Málaga, Jaén, Almería y Granada que desembocó en el acto central de campaña en Fibes, en Sevilla.

En el inicio de la última semana de campaña, el marco lo delimitó Susana Díaz en el debate a cuatro de RTVE: la posible entrada de Vox en el Parlamento andaluz. En ese debate, Teresa Rodríguez ya se mostró más incisiva pero, pese a su actitud, fue el PSOE el que se llevó el mensaje a los titulares con su pregunta a PP y Ciudadanos sobre si pactarían con la ultraderecha.

La candidata de Adelante Andalucía criticó la “irresponsabilidad” de Susana Díaz al introducir un discurso que ponía a Vox en un escaparate mediático, y la llegó a acusar de estar haciéndole la campaña a la formación de Santiago Abascal. La confluencia de izquierdas quiso cambiar el paso para preguntarle a  Susana Díaz si ella le iba a entregar el gobierno andaluz a “la derecha más neoliberal” tras el 2 de diciembre. Pero no ha encontrado respuesta y tampoco quedaba mucho tiempo.

Sólo restaban los mítines de Jerez de la Frontera, de Córdoba y de Torremolinos, ese sprint final en el que la razón cada vez queda más sepultada en los discursos por las apelaciones a la emoción, por las críticas cada vez más afiladas al “susanismo”, a Ciudadanos y “Albert Primo de Rivera” y al PP, que endurece su postura respecto a la inmigración y la relaciona con la delincuencia “cuando es un partido condenado por corrupción que ha robado a manos llenas en este país”. En el cierre de campaña, en Torremolinos, llegó a llamar "mamarracho" a Pablo Casado.

La campaña, el tono y la crítica han ido de menos a más en Adelante Andalucía. Las encuestas han anclado la sensación de que el suelo electoral de la confluencia respeta el músculo parlamentario que tienen ahora mismo Podemos e IU por separado, y tanto Teresa Rodríguez como Antonio Maíllo han tratado de agitar la participación en la segunda semana de campaña convencidos de que el margen de crecimiento es tal que Adelante Andalucía puede auparse, incluso, como segunda fuerza política en la comunidad. Y así llega la confluencia al 2 de diciembre, la jornada que marcará en qué punto entre el huevo y la castaña vivirá Adelante Andalucía la próxima legislatura.

 
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