"Miedo al abismo"
Firma de opinón. Cristina Coca. Cátedra de Resolución de conflictos de la Universidad de Córdoba
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Córdoba
Acaba un año inquietante. Se abre ahora un paréntesis de unas fiestas que nos harán olvidar por momentos las sombras del pasado y el difícil porvenir que se abre a partir de Enero. Desde la caída del muro de Berlín, con todas las esperanzas que se abrieron en aquel otoño de 1989, nunca el mundo había vuelto a estar a las puertas de lo que Winston Churchill denominó la“guerra fría”. De nuevo, acontecen factores de conflicto y crisis que auguran un complicado salvaje mundo nuevo.
Solo citaré algunos elementos de conflictividad global que se ciernen sobre un incierto futuro, en el que la ciudadanía o no quiere, o no puede, o no sabe qué decir. Para el nuevo año volvemos a tener un gobernante en Corea del Norte que juega a poner su amenaza nuclear con el silencio cómplice de China y también de Rusia. Una potencia como China que amenaza en 20 años con desbancar a Estados Unidos de su preponderancia militar global, y que ya está construyendo plataformas insulares artificiales en el mar vecino a ella, para contrapesar un posible ataque de las tropas norteamericanas. Otra potencia que parecía derrotada y que juega ahora a una nueva guerra de desestabilización a través de las redes globales de comunicación y que, de momento, ha tenido un más que considerable éxito en la desestabilización de algunos escenarios como las elecciones americanas, el Brexit o el proceso catalán. Un conflicto intercultural entre occidente y el islamismo radical. Una Europa indecisa que ve nacer en su seno la xenofobia, la intolerancia, la insolidaridad y el egoísmo. Un gobierno de uno de sus Estados miembros, Austria, que incorpora a un partido de extrema derecha con tintes de nacismo entre sus ministros. Un nacionalismo sectario, egoísta, excluyente, insolidario que toma fuerza desde una parte de España para contagiarse a otros territorios europeos y que es alentado y tolerado por alguna de las potencias citadas anteriormente.
Todo ello con un presidente de los Estados Unidos que alienta sin dudar las amenazas a Corea, a Rusia, a China, a organismos internacionales como Unesco y que es contrario a cualquier pacto por el clima, por el diálogo global y que defiende a ultranza el egoísmo que entraña su lema: “América lo primero”. Un mundo en crisis, pues, con ciudadanos que miran para otro lado y que no exigen nada a sus políticos, pues sus políticos son el reflejo de sus miserias y del abismo al que se asoman.
Aún así, Feliz Navidad, por si acaso.