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Otra oportunidad regalada

La Real Sociedad vuelve a dejar escapar la opción de engancharse a la lucha europea al perder en Anoeta contra el Valladolid (1-2) por culpa de dos regalos defensivos

Theo no tuvo una buena tarde y acabó siendo sustituído / Juan Herrero EFE

San Sebastián

El Valladolid coge aire en Anoeta a costa de una Real Sociedad que ve frenada su progresión de las últimas semanas. Porque concedió dos goles en dos errores defensivos evitables y luego, a pesar de que trabajó y apretó hasta el final, no le dio como para conseguir empatar el encuentro. El Valladolid volvió a sus orígenes a domicilio, con un plan bien definido, defender fuerte y salir rápido al ataque, que sus jugadores han interpretado a la perfección. Aprovecho los regalos de la Real y se defendió con orden en la recta final. Sufrió, es cierto; porque los realistas estaban obligados a apretar, pero lo hicieron con más corazón que cabeza, y apenas crearon peligro de verdad como para empatar el partido. De esta manera, los realistas pierden otra vez una buena oportunidad de meterse de lleno en la pelea por Europa. Y el Valladolid consigue romper su mala racha de cinco jornadas seguidas sin ganar y cortar de raíz su descenso en la clasificación.

El planteamiento de Sergio González en la primera parte fue casi perfecto. Porque jugó a un nivel muy alto de intensidad y fue capaz de cortar todas las líneas de pase de la Real, haciéndole sentir muy incómodo en todo momento. Tal era su nivel de solidaridad defensiva que provocaba errores no forzados en el centro de campo de la Real que le servían para crear mucho peligro sobre la portería de Moyá. En una de esas buenas presiones, Illarramendi perdió un balón en zona de influencia del ataque del Valladolid, y Toni Villa no se lo pensó fusilando al portero de la Real. Ahí empezaron los males de los donostiarras, mientras los de Pucela crecían poco a poco en su juego, interpretando cada vez mejor lo que necesitaba. Bien colocado en defensa el Valladolid, los donostiarras se desesperaban porque no encontraban espacios para crear ocasiones de gol. Y los de Sergio aprovechan esas frustración para hacer transiciones rápidas en ataque en cuanto los mediocampistas realistas no estaban atinados en las conexiones con sus delanteros.

En el arranque de la segunda mitad, fue la Real la que apretó de forma decidida. Encerró al Valladolid en su área buscando el empate, pero no estuvo atinada en el remate; y de repente, sin comerlo ni beberlo, volvió a dar la opción al equipo vallisoletano de sacudirse esa presión y poner tierra de por medio en el marcador. Un balón a la espalda de Theo, el francés mide mal, obliga a salir a Moyá de su área, no está afortunado el mallorquín y Antoñito aprovecha el regalo con un buen gol casi sin ángulo a portería vacía. Con todo perdido, la Real se puso manos a la obra para reducir diferencias, y en uno de los balones colgados al área de Masip, Le Normand remató de cabeza y Oyarzabal fusiló a la red.

Ese 1-2 espoleó a los jugadores de la Real y a la grada de Anoeta agitando el partido y convirtiéndolo en un correcalles que parecía favorecer más los realistas, que tenían más presencia en el área del Valladolid. Pero el gol del empate no llegada y Sergio movió su banquillo para sacar a Borja, con la idea de que su experiencia Sirviera para ordenar su entramado defensivo. Lo incrustó en la zaga y el Valladolid volvió a recolocarse para obligar a la Real a tener que recurrir al recurso de los balones colgados, para lo que sacó a Ruben Pardo. El riojano se infló a hacer centros, alguno rondó el gol, pero la mirilla de los jugadores realistas estaba desviada. Así murió el partido, para alegrón pucelono y desesperación txuri-urdin.

Roberto Ramajo

Roberto Ramajo

Entro en el grupo en 2002 como redactor de prácticas. En 2005 se incorporó a la redacción en Gipuzkoa...

 
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