Los vecinos de Losana de Pirón consiguen la demolición de una balsa de purines

Segovia

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León de Burgos confirma la Sentencia dictada por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo núm. 1 de Segovia contra la resolución de la Alcaldía del Ayuntamiento de Torreiglesias de 27 de febrero de 2017 por la que se concedió Licencia de Obras y Ambiental para la legalización de una balsa de purín de 3.000 m3 de capacidad, construida en suelo rústico protegido, a escasos 20 m del cauce del arroyo Pililla que vierte sus aguas al río Pirón, y estando la explotación ganadera a unos 80 metros del casco urbano.

El Tribunal obliga a la demolición de la citada balsa y Restauración a la Legalidad Vigente. La citada balsa, de 50 m x 25 m y 2,5 m de profundidad y 3.000 m3 de capacidad, se construyó sin ningún tipo de licencia, entre los meses de septiembre y octubre de 2015.

El proceso judicial se inició a comienzos del 2º trimestre del año 2017 por el colectivo de vecinos de Losana de Pirón contra el Ayuntamiento de Torreiglesias por la concesión de licencia para la legalización de la citada balsa de purines

Pero lo que esta Sentencia ha sacado a la luz, a raíz del Recurso de Apelación es aún más grave para la protección del Medio Ambiente en la Provincia de Segovia. La Diputación Provincial, durante todo ese proceso, ha estado preparando una modificación sustancial de las Normas Subsidiarias Provinciales (NNSSP).

Esa modificación de las NNSSP se aprobó en pleno ordinario el día 26 de abril de 2018 y ha servido de base para el Recurso que han presentado, ante el Tribunal Superior de Justicia de Burgos, la empresa y el Ayto. de Torreiglesias cuyo alcalde, Mario Pastor, es Presidente del Consorcio Provincial de Medio Ambiente.

La realidad es que, con esas modificaciones de las NNSSP, lo que está haciendo de hecho la Diputación es reducir la protección del Medio Ambiente de la provincia. Y en este caso concreto, la de los cauces de los ríos y arroyos. Con las actuales normas, la zona de policía de estos era considerada suelo rústico protegido y debía existir una distancia mínima de seguridad de 100m, sin embargo, tras la modificación, sería considerada suelo rústico común y, por tanto, no sería exigible ninguna distancia de seguridad, salvo la de 5 metros. En este caso, por ejemplo cualquier balsa de purines, se permitiría.

Cabe destacar que ha sido una aprobación encubierta ya que no se le ha dado la debida difusión pública, y que, en este sentido, no se ha cumplido con la transparencia exigible a las Administraciones. Tras la aprobación en el pleno de la Diputación, el texto se ha elevado a la JCyL para que continúe su tramitación y esperemos que, aquí sí, salga a Información Pública y se puedan presentar alegaciones.

Según el abogado, Andrés Victoria Romo, que representa los intereses del colectivo vecinal de Losana, esas modificaciones no siguen la actualidad tanto doctrinal, como jurídica que aboga por una cada vez mayor protección del medio ambiente.

La JCyL, la Diputación y los Ayuntamientos deberían exigir que las balsas de purines de grandes dimensiones que se están autorizando, se sitúen, como mínimo, a 1.000 m de los núcleos urbanos, tal y como se exige a las naves de cerdos o avícolas de nueva construcción e independientemente de que estas industrias ganaderas intensivas estén a menos distancia.

Será responsabilidad de la Administración y de estas Industrias Intensivas Ganaderas, buscar soluciones para deshacerse de ese residuo, de forma sostenible y eficaz para el medio ambiente, estableciendo planes de actuación que sean favorables para un buen desarrollo de este sector industrial (que nada tiene que ver con la ganadería tradicional) y que no perjudique ni al medio ambiente, ni a los vecinos de las poblaciones, ni a otras actividades económicas que se desarrollan en el medio rural.

Acumular purines en grandes balsas y verterlas posteriormente al campo no es la solución en el año 2018. Ya existen métodos -que se están empleando en Europa y en algunas partes del territorio español- para tratar ese residuo tan peligroso como es el purín: cogeneración, biodigestores que producen gas y electricidad para venta o autoconsumo de la propia explotación industrial. Este cambio en la gestión no admite más demora.