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La 'primera muerte' de Jaime Ostos tras una cornada en la plaza de Tarazona

El 17 de julio de 1963 el diestro recibió una fatídica cornada que le seccionó la vena iliaca. El equipo médico luchó por su vida durante 19 horas en la modesta enfermería de la plaza de Tarazona. Recibió la extremaunción y se cuenta que incluso se redactó su certificado de muerte

Imagen de archivo de Gerardo Sancho, que fotografió la cogida de Jaime Ostos en la plaza de toros de Tarazona / Archivo municipal del Ayuntamiento de Zaragoza

Tarazona

Fue el 17 de julio de 1963, un día de fiesta especial en Tarazona. La feria taurina se celebraba siempre en el mes de agosto. Pero aquel día cumplía años Carmen, la mujer del empresario propietario de la gran empresa textil Gutiérrez Tapia, por lo que se organizó una jornada festiva en la ciudad con música y una corrida de toros que se publicitó como un obsequio de la compañía a Tarazona.

‘Nevado’ a punto de matar a Jaime Ostos

Carmelo Moya, crítico taurino, no olvida el cartel de aquella tarde, “un rejoneador Ángel Peralta, y los matadores Jaime Ostos, El Viti y El Caracol, con ganadería de Andrés Ramos”.

Con un coso hasta la bandera, la tarde ofrecía la mejor de las fiestas hasta que llegó la tragedia. ‘Nevado’, uno de los astados de la tarde, propició una cornada en la ingle al torero que le seccionó la vena iliaca.

“Primero el shock de la cornada, después el reguero de sangre que mana de la ingle de Jaime Ostos y alarma a todo el mundo”, narra Moya. Los reflejos del rejoneador, Ángel Peralta, fueron fundamentales para evitar que el torero muriese desangrado en la misma arena al introducirle el puño en la herida.

Ostos fue trasladado de inmediato a la enfermería de la plaza, donde los médicos hicieron todo lo posible por salvarle la vida en unas condiciones que nada tienen que ver con las de las plazas de hoy en día.

Cartel de la corrida de toros en Tarazona, en la que resultó gravemente herido Jaime Ostos / Cadena SER

“Jaime Ostos entró en la enfermería con un mínimo de 7 de tensión, que luego bajó a 5 y siguió bajando. Casi se la juegan, pero gracias a la valentía. primero de Peralta y después del médico local y Félix Ylarri y el doctor Antonio Val Carreres, lograron salvarle la vida”, rememora Pilar Carcavilla, cronista taurina local.

Allí, en la misma enfermería, operaron al torero. “Se le pudo hilvanar, de alguna manera, todas esas venas y arterias, manteniéndolo una tensión suficiente para trasladarlo a Zaragoza”. La cornada se produjo sobre las 17.45 de la tarde y el torero salió de aquella enfermería a las 7 de mañana, rumbo a una clínica de Zaragoza. Fueron 19 horas sin dejar de luchar por su vida.

Los turiasonenses se volcaron para donar sangre

En las inmediaciones de la enfermería se formaron largas colas de turiasonenses que se prestaron a donar sangre para el torero. “La gente de Tarazona se tiraba de los tendidos como moscas para ir a donar sangre”. Hasta cinco litros fueron necesarios, según relataron después en una carta los médicos que lo atendieron.

Pero la situación era tan crítica que, en la misma enfermería, al torero se le dio la Extremaunción y se cuenta que se redactó su certificado de defunción. “Entró el sacerdote de la plaza, le llamaron porque se moría. Pero repito, ahí se remangaron Ylarri y Val Carreres para que eso no sucediera”, matiza Carcavilla.

Declaraciones polémicas y demanda de los médicos

La polémica vino después, con el torero ya repuesto. En Tarazona lamentan que nunca agradeció la atención. “En el carácter de Jaime Ostos podía haber estado un rasgo de elegancia humanitaria con la ciudad de Tarazona que se volcó con su exitosa recuperación”, añade Moya.

En vez de eso, el torero incluso llegó a hacer declaraciones en las que puso en tela de juicio la actuación médica en la plaza de Tarazona, lo que provocó una demanda por parte de uno de los hijos de Val Carreres. Fue retirada en el mismo juicio, “tras recibir las disculpas y el agradecimiento de Ostos”, puntualiza Carcavilla.

Para esta crítica taurina de Tarazona, aquella tarde todos dieron mucho más de lo propiciaban las circunstancias, “Ostos fue muy valiente en el ruedo y los demás fueron muy valientes en la enfermería para salvarle la vida”.

Con este capítulo, la plaza de toros de Tarazona de Aragón pasó a la historia taurina como el coso en el que prácticamente se dio por muerto a Jaime Ostos. En la ciudad siempre se ha presumido de que, de esta arena, el torero salió con sangre turiasonense, aquella que decenas de vecinos se ofrecieron a donar para salvarle la vida tras la cornada más grave de su historia.

 
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