Cuando competir en Barcelona no es suficiente

La Real Sociedad debe tener una cosa clara: depende de sí mismo. Si quiere hacer historia y repetir clasificación europea por quinta temporada seguida, algo que nunca ha hecho antes, tiene que ganar al Valencia y al Betis. No queda otra. Da igual lo que haya pasado en Montjuïc, porque todo se lo jugará en el Benito Villamarín. Evidentemente, la imagen dada contra el Barcelona marca mucho. No es lo mismo perder de manera sonrojante, como le hemos visto hacer históricamente, que hacerlo dando la cara, manteniendo sus señas de identidad y compitiendo hasta el final. Es el mínimo que le pedimos al equipo.

A partir de ahí entra todo los demás. Y todo lo demás es que la Real estuvo correcta, compitió casi todo el partido, tuvo opciones claras para haber empatado, pero le faltó ese punto de rebeldía como para haberse rebelado contra lo que estaba pasando en el partido y dar el paso adelante que demandada el contexto de la situación.

Porque el Barça apretaba, pero no ahogaba. Pero… los cambios de Imanol no dieron el resultado deseado. La intención era clara con cambio de sistema, también con los jugadores que salieron al campo, pero… nada. Los últimos veinte minutos no se jugaron bien, y no llegaron a generan ninguna ocasión clara como para haber soñado con empatar. El 2-0 del Barça sobró, porque no refleja la igualdad que tuvo el partido, y porque a pesar de todo, fue un castigo excesivo, por ejemplo, para Remiro, en su lucha por el Trofeo Zamora.

No se compitió mal, no estuvo mal la Real, pero tampoco bien del todo, no lo suficiente como para pensar en puntuar en casa del Barcelona. Aunque el resumen es claro: si tú no aprovechas tus ocasiones… apaga y vámonos. El mantra de toda la temporada, esa es la cruda realidad. Con todo, no hay que alarmarse, con este escenario contábamos. Ahora, levantarse y a por los dos partidos más decisivos de la temporada. Yo creo que sí se puede hacer historia.