El 'CSI del campo' tras la pista del lobo ibérico

Los fines de semana son los días clave para buscar lobos. Así se organizan desde el grupo de voluntarios del Censo del Lobo Ibérico, un proyecto de ciencia ciudadana creado por el biólogo Ángel Manuel Sánchez. Esta iniciativa nace con el objetivo de conocer con mayor profundidad el estado en el que se encuentra esta especie y descubrir cómo se comporta el animal en el entorno. Los equipos de trabajo buscan indicios de lobo que principalmente son heces, huellas y rascaduras en territorios ya conocidos previamente o de los que tienen información. El proyecto responde a la necesidad de constatar los censos oficiales porque, según cuentan los voluntarios, lo que encuentran en el campo "no se atiene a lo que dicen las administraciones, no hay tantos lobos como dicen".

Valentina Rojo e Isabel Bolaños han acompañado durante una jornada de trabajo al grupo de voluntarios formado por Laura Paunero, Irene Tejero, Hugo Diez, Rafael Ripoll y Ángel M. Sánchez. Hablar de regulación en el campo es habitualmente motivo de polémica por la cantidad de intereses que hay en juego y porque, básicamente, de esta actividad depende que nosotros podamos tener o no productos frescos en el mercado. Hay un asunto, sin embargo, que cíclicamente levanta muchas pasiones, y es: qué hacer con el lobo ibérico. Los voluntarios aseguran que "durante décadas se han estado matando en España centenares de lobos, justificado por el exceso poblacional que decían que había".

"El lobo es el gran equilibrador de este mundo natural que no queremos perder; cuando el gran depredador desaparece, las especies que están por debajo de su pirámide se alteran por completo y empiezan a proliferar enfermedades", según un miembro de la expedición. La búsqueda de lobos recae sobre todo en la paciencia y en la observación del entorno, en el que se pueden divisar elementos que indican la presencia de ejemplares en la zona. Los excrementos que encuentran en el camino son clave para censar lobos, desde el Censo indican que es propio de la especie que los depositen en plantas aromáticas y contengan huesos y pelos. La espera se realiza en un sitio elevado y poco peligroso, donde los voluntarios se sientan, montan los trípodes y crean una estación de escucha para intentar que otros lobos respondan al emular del aullido que ellos mismos producen.