No lo llames ilusión, llámalo optimismo: ¿Es la esperanza lo último que se pierde?

Mantener la esperanza no siempre es tarea fácil; siempre tiene que estar acompañado de pequeñas iniciativas, de un plan o de una estrategia. Francec Miralles, el motivador de 'Si amanece', recorre las citas que la literatura nos ha dejado para seguir creyendo que la esperanza es lo último que se pierde.

En el marco de la publicación de 'Esperanzar', el libro que publica Luciana Reis con la editorial Batidora Ediciones nos adentramos en esta virtud que en algunas ocasiones tratamos como cliché.

• No hay que confundir esperanza con ilusión. "Si es una esperanza de esperar que el mundo venga a tu rescate, entonces es una falsa ilusión"

«La esperanza es el sentimiento de elevación que experimentamos cuando vemos, en el ojo de la mente, un camino para un futuro mejor. La esperanza reconoce los obstáculos importantes y los profundos escollos a lo largo del camino. En la verdadera esperanza no hay sitio para la ilusión.»

Jerome Groopman (Médico)

• Esperanza es reconocer los obstáculos importantes y los escoyos. En la verdadera esperanza no hay sitio para la ilusión.

«La esperanza no es esperar, es caminar, es dar siempre un paso más con el cual todo recomienza.»

Zeferino Rocha (Teólogo)

«La esperanza es caminar. Siempre dar un paso más, con lo que todo comienza.»

Pere Casaldàliga (Religioso)

«La esperanza solo se justifica en quienes caminan.»

Lao-Tse

• Esperanza es empezar.

«El árbol que casi no puede rodearse con los brazos, brotó de una semilla minúscula.»

Martín Lutero (Teólogo)

• Todo lo grande, empezó siendo pequeño.

«Si supiera que el mundo se acababa mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.»

Jon Kabat-Zin

• Esperanza es autenticidad

«Es imposible convertirse en otro. Nuestra única esperanza estriba en ser nosotros mismos con más plenitud.»

Proverbio inglés

• Esperanza es optimismo

«La hora más oscura es justo antes del amanecer.»

Johann Wolfgang von Goethe

• La esperanza se cultiva

«Uno debiese, por lo menos cada día, escuchar una pequeña canción, leer un buen poema, ver una imagen bella y, si fuese posible, decir algunas palabras razonables.»

La literatura como hilo conductor de una esperanza que en ocasiones no se valora lo suficiente nos muestra que la base de la identidad está en dejar de imitar al otro, acabar con los prejuicios y poder hacer del optimismo esa virtud que en ocasiones se nos olvida que es lo último que deberíamos perder.