Así se descubren los secretos que ocultaban los grandes pintores

En un pequeño espacio de los 18 mil metros cuadrados que ocupa la trastienda del Museo del Prado se ubican el laboratorio de análisis y el gabinete de documentación técnica. Un departamento en el que dan respuesta a lo que conservadores y restauradores piden: La ficha de materiales, qué problemas puede presentar la pintura y, lo más interesante para nosotros, cómo ha sido el proceso creativo. Juanjo Millás lo compara con una visita al médico: “Quién es el paciente y cómo se encuentra”. Los métodos también son parecidos pero aplicados a la industria.

Con radiografías, tomografías e infrarrojos atraviesan las capas de pintura hasta llegar al propio lienzo desvelando todos los secretos que el pintor jamás imaginó que algún día salieran a la luz. En aquellos siglos, los de Caravaggio, Van der Weyden, Goya, los lienzos eran piezas muy valiosas que no se podían malgastar, por eso era habitual que se utilizara para hacer un boceto, que luego se modificara en la pintura final, que se cambiara de idea, que se dibujaran tres retratos diferentes y que todo eso se quedara oculto.

Junto con la Universidad de Sevilla han implantado un software nuevo que con la ayuda de la Inteligencia Artificial les permite analizar los materiales hasta el punto de saber la procedencia de las telas que se utilizaron para cuadros que pueden, incluso, encontrarse en distintas partes del mundo. Laura, Jaime, Inma y Raquel hablan con pasión de su trabajo. Investigar, descubrir, entender lo que pasaba por la cabeza de un genio “es un trabajo apasionante. Esa es la palabra”