Desayunando con estudiantes contra el genocidio en Gaza: "Ellos son el revulsivo a la desesperanza"

Esta mañana el desayuno ha sido más nutritivo que nunca. Nos ha sentado bien y nos ha dado algo de esperanza en el futuro de un mundo que se está poniendo muy feo. Desde el lunes 100 estudiantes están durmiendo en uno de los claustros del edificio histórico de la Universidad de Barcelona. Empezaron los compañeros de la Universidad de Valencia y las protestas prendieron en muchas universidades españolas. Hablamos con los estudiantes Pablo Castilla, Emma Cercós y con la antropóloga y profesora universitaria Marta Venceslao. Precisamente ella, que los ve y escucha en clase y ahora los apoya en su protesta dice que "Ellas son el revulsivo a la desesperanza, es una generación que ha avanzado en discursividad y posición". Un minuto antes Emma Cercós, de 19 años, se le escapan las lágrimas, emocionada. "Es emocionante el ver a todas las compañeras que decidimos luchar, salir...." y aquí se rompe porque ahora le salen todas las emociones de estos días por ejemplo, ver cómo llegan compañeros y compañeras queriendo participar, implicándose en todas las actividades que se preparan en la acampada.

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Pablo Castilla es miembro del comité estudiantil en solidaridad con el pueblo palestino. Insiste que no es ni portavoz ni líder de la protesta, porque se ha organizado todo desde abajo y en asambleas, pero su teléfono no ha parado de sonar esta semana porque todos los periodistas lo llamábamos para ver qué pasaba hoy, día de las elecciones catalanas, con su acampada. El edificio histórico de la Universitat en el centro de la ciudad es sede de un colegio electoral y se cuestionaba que la acampada podría interferir en la votación. Algo así como romper la normalidad de la jornada electoral. A esto Pablo Castilla responde "a quienes nos acusan de romper la normalidad: la normalidad se ha roto desde el momento que nuestros gobiernos son cómplices" en referencia al genocidio del ejército israelí en Gaza. Le pregunto a Pablo sobre Eurovisión, celebrado la noche antes. Y la polémica sobre el casi triunfo de Israel en las votaciones populares, en España consiguió los 12 puntos. Dice que no es la primera vez que este festival ha servido para todo tipo de blanqueamientos pero se queda con "las organizaciones que llamaron al boicot al festival, por ejemplo las LGTBI+ que lo planteaban para señalar el poco respeto de los derechos de esta comunidad en Israel y sus intentos de "pink washing".

El día después de la vergüenza del voto popular en Eurovisión, nos quedamos con la decencia de estos jóvenes universitarios en toda España. Para ellos van nuestros twelve points.