Meryl Streep: "Vemos a mucha gente follando en el cine, pero la delicadeza y el erotismo de Robert Redford lavándome el pelo era otra cosa"
La actriz ha repasado su carrera en el Festival de Cannes, desde 'Kramer contra Kramer a 'El diablo viste de Prada', contando anécdotas y mostrando su alegría porque la industria dé cada vez más peso a las mujeres
Cannes
Cannes es el templo del cine de autor, pero cada vez que una estrella americana pisa la Croissete, el templo tiembla. Eso ocurrió anoche con Meryl Streep, que recibía la Palma de Oro de Honor de manos de una emocionada Juliette Binoche. "Me acosté a las tres de la mañana", decía la actriz al inicio del encuentro organizado con la prensa y jóvenes actores y actrices en el festival. "No soy una rockstar, tengo una vida aburrida, no me pasan estas cosas hiperbólicas", decía sobre el recibimiento que ha tenido aquí en este festival. "La primera vez que vine recuerdo que me dijeron que iba a necesitar nueve guardaespaldas, yo pensé que era una tontería, jamás he tenido uno, pues resulta que necesité doce, fue una locura, estaba realmente asustada", contaba sobre su primera visita al certamen.
En realidad, sí es un rockstar, a quien el público de la sala Debussy aplaudía cada vez que se mencionaba cada una de esas grandes películas que ha protagonizado, muchas llegando a cambiar la historia del cine. Por ejemplo, Kramer contra Kramer con la que ganó su primer Oscar. "La novela se interesaba más en el dilema del hombre, y en la película queríamos ahondar en la posición de la mujer, así que teníamos que encontrar un monólogo para mi personaje. Dustin Hoffman dijo yo tengo una idea y escribió uno. También el director y yo misma. Votamos y ganó la mía", contaba la actriz. Sobre La Decisión de Sophie contaba que rodó la escena de la decisión en solo dos tomas. "No tuve mucho de lo que preocuparme, teníamos al gran Néstor Almendros que tenía muy claro donde posicionar la cámara y yo me dediqué a actuar", reconocía.
La actriz tiene la capacidad de ser profunda, reivindicativa y divertida a la vez. Lo hacía cuando defendía su papel en Memorias de África. "No era solo una mujer enamorada de un hombre, tenía más cosas que hacer", decía la actriz sobre el rol que en la mayoría de películas de esa época tenían los personajes femeninos. También recreaba la escena en la que Robert Redford le lavaba el pelo. "Mi peluquero explicó a Robert cómo debía hacerlo y él empezó a lavarme el pelo. A la quinta toma yo ya estaba más que enamorada. Era tan tierno. En realidad es una escena muy sexy. Ahora vemos muchas escenas de gente follando, pero no eso era otra cosa. Era tierno, sensual. Yo deseaba que no se acabase, a pesar de que estaba rodeada de los hipopótamos". También ha recordado su trabajo en Los puentes de Madison. "Fue fantástico trabajar con Clint Eastwood. Es un gran autor, hizo la película en cinco semanas, salíamos pronto y así podía irse a jugar al gol". En realidad, la actriz ha interpretado grandes historias de amor, pero destacaba que esos personajes siempre tenían una trama más allá de ser la mujer enamorada. "Tenían un trabajo, su ocupación no era el hombre", apuntaba.
Papeles que, como decía Juliette Binoche, han cambiado la representación de las mujeres, pero también cómo las mujeres se han visto en el cine. Ha sido una de las pocas de su generación que ha roto con los estereotipos de género. "Ahora es diferente a cuando empecé. Ahora los papeles para mujeres son maravillosos, hay muchas mujeres produciéndose a sí mismas, como Nicole Kidman o Natalie Portman. Yo podría hacerlo, pero no quiero recibir llamadas más allá de las siete de la tarde", confesaba. Dice que a ella la recuerdan en muchas películas porque era la única mujer del reparto. También explicaba que el problema es que muchos ejecutivos no se identifican con los protagonistas femeninos de las películas. "Yo puedo identificarme con el personaje de De Niro en El Cazador, pero ellos no. Fue curioso que con El diablo viste de Prada muchos hombres me decían que entendían a mi personaje, porque tenía que tomar decisiones como ellos". En ese sentido, la actriz se felicitaba por todo lo logrado por el Times up, el movimiento feminista que surgió en 2017. "Creo que ha cambiado cosas, no solo en Hollywood, también en para el resto de mujeres trabajadoras ha tenido un gran efecto. Por ejemplo, ahora sabemos identificamos lo que es el abuso".
Una de las grandes bazas que tiene la intérprete es su capacidad para poner acentos. Ha hecho de todo y con éxito. El secreto es escuchar a los demás y hacer todos los personajes posibles: "Si hubiera interpretado a mujeres de Nueva Jersey toda mi vida, no estaría en esta sala. Para mí es fácil, quizá porque me interesa la gente que no soy yo". La actriz contaba que no suele usar la figura del coach para cambiar los acentos, a diferencia de lo que hacen otros compañeros. "Una vez trabajé con uno y fue imposible, no me concentraba si le veía en el set haciendo gestos". De modo que lo que hace es escuchar. "Recuerdo que cuando en casa teníamos teléfono fijo y llamaba alguien vendiendo algo de alguna empresa, mis hijos me decían que ponía acento indio si el vendedor era de allí".
Meryl Streep ostenta el récord de haber sido nominada en 21 ocasiones a los Oscar y ha ganado tres, por Kramer contra Kramer, La decisión de Sophhie y La dama de hierro, donde interpretaba a Margaret Thatcher, de nuevo con acento británico. Ha trabajado con directores como Woody Allen, Mike Nichols, Nancy meyers, Michael Cimino, Steven Spielberg, Alan Pakula, Clint Eastwood, Sydney Pollack, Stephen Frears, Greta Gerwig, Jonathan Demme, Steven Soderbergh y tiene claro que es un buen direcrtor. "Es alguien que es un confidente y que cree en la historia que quiere contar. Eso es lo más importante. Los grandes directores hacen que el rodaje sea feliz, lo hacen divertido. Lo más necesario es que trasmita la pasión".
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...