El robot Eva cuenta sus secretos
Llegan las navidades y las películas buscan otras vías de conectar con el público. Se acaba de publicar Eva, Así se hizo la película, un libro que desgrana todas interioridades de la ópera prima de Kike Maíllo. Todo empezó con un chaval de 11 años que puso su casa patas arriba buscando cajas de zapatos y hueveras de cartón para construir un robot como los daleks, los extraterrestres de Doctor Who. Con los años, Maíllo estudiaría en la ESCAC y se rodearía de un equipo de jóvenes dispuestos a inventarse un escenario retrofuturista, un mundo viejo y nuevo a la vez donde Daniel Brül y Marta Etura inventan robots con forma (y alma) de niño.
Filmada a 20 grados bajo cero en una zona de Suiza, conocida como la pequeña Siberia, el rodaje Eva fue un carrusel de emociones y peligros. Para empezar, porque los suizos directamente desaconsejaban trabajar a esas temperaturas. Para evitar que el personal se congelara, algo que es muy fácil y ocurre sin que uno se dé apenas cuenta, contrataron a un montañero al que llamaban “el hombre del frío”.
La escena más difícil fue la caída final de Marta Etura, a la que colgaron –literalmente- de un andamio de 15 metros de altura construido a la intemperie y que simulaba el precipicio por el que caía. Cuando llegó al lugar del rodaje, lo primero que encontró Etura fue una ambulancia que anticipaba los riesgos de la escena.
Eva es la primera película de robots española, y gran parte de su equipo técnico debutaba con el director en una aventura que se llevó el premio de efectos especiales en el festival de Sitges y fue seleccionada por la Mostra de Venecia. Ahora abre sus tripas a los curiosos en forma de libro y DVD, que desvela, entre otros, los trucos del gato “desobediente” operado por un operador vestido de verde croma.
Eva, Así se hizo la película está editado por la ESCAC, Escándalo Films y 8 ½.
