Haneke y su hermética 'Cosi fan tutte'

Michael Haneke tiene una apariencia sosegada, pausada, tranquila. Nada que ver con el desasosiego que despiertan sus películas. Pero hasta la más impertérrita serenidad está llamada en algún momento a quebrarse o, al menos, a alterarse mínimamente. Y ese momento parece que es este fin de semana. El sábado 23 de febrero estrena la ópera 'Cosi fan tutte' en el Teatro Real de Madrid y el domingo 24 puede alzarse con su primer Oscar gracias a 'Amour'.

Con la elegancia de quien se sabe un aristócrata cultural, Michael Haneke hace mutis por el foro en todo lo que se refiere a su 'Cosi fan tutte'. El director no está dispuesto a desvelar absolutamente nada antes del estreno e incluso ha prohibido a sus actores que hablen de él: "Déjense sorprender".

Es su segunda andadura en el mundo de la ópera (y en principio la última), después de que debutara en el año 2006 con 'Don Giovanni', otra de las tres óperas de Mozart con libreto de Lorenzo da Ponte. Entonces, sorprendió al público parisino ambientando la pieza en el siglo XXI y llevándose la historia al interior de una corporación internacional. Que vuelva a ambientar una historia del siglo XVIII en la actualidad es una incógnita, a pesar de que ha dado algunas pistas cuando recibía la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes: "Hay que tener en cuenta el tiempo de Mozart, pero también la actualidad". Veremos con qué nos sale esta vez porque, como dice Gerard Mortier, el director artístico del Real y el responsable de que Haneke se tire por segunda vez a la piscina operística, 'Cosi fan tutte' es "la ópera más difícil de Mozart". Se dice que el compositor la escribió sumido en la más absoluta tristeza cuando su matrimonio estaba a punto de hacer agua.

Pero Haneke no podrá asistir al estreno mundial de su segunda ópera... ¿Los culpables? Las cinco nominaciones que 'Amour' atesora en los Oscar. Su gélido retrato de la vejez compite por el galardón en las categorías de película, película extranjera, dirección, guion original y actriz principal (Emmanuelle Riva). ¿El premio que más ilusión le hace? "¡Todos!". En los últimos años se ha unido al grupo de directores, como Roberto Benigni ('La vida es bella') y Ang Lee ('Tigre y dragón'), candidatos al Oscar a la mejor película con una cinta de habla no inglesa. Por eso, no es de extrañar que el director se muestre como un niño con zapatos nuevos.

En 2009 estuvo a punto de llevarse la estatuilla a la mejor película extranjera por 'La cinta blanca', pero al final se la arrebató Juan José Campanella con 'El secreto de sus ojos'. Este año parece que no se le escapa: "Crucen los dedos por mí", ha pedido entre risas Haneke, que encabeza todas las quinielas y que ya se ha llevado el Bafta y el Globo de Oro (para la historia aquella imagen del fornido Schwarzenegger dándole el premio).

El cine de Haneke no pasa desapercibido para nadie. Sus películas dejan un regusto amargo porque son frías, perturbadoras y desgarradoras, a pesar de que el director lo niegue con una pequeña sonrisa en la cara: "Yo no hago películas para que el espectador sufra pero, si sufre, tendrá sus razones". Con razones o sin ellas, su frialdad tiene este fin de semana, a falta de uno, dos frentes abiertos: la Academia de Hollywood y el público operístico de Madrid. Buena suerte, maestro.