Pablo Andújar, el jugador que sólo necesitaba confianza
Pablo Andújar lo tiene todo para jugar al tenis. Anclado en el puesto 113 del ranking, el conquense afincado en Valencia ha pasado una primera parte del curso de introspección y reencuentro con su tenis. Allá por febrero, preocupado por su desconfianza, decidió prescindir de su entrenador para volver con David Sánchez, el hombre que le metió en el Top100 hace años. Hoy Pablo es semifinalista en Madrid.
El tenis es un deporte en el que el estado de ánimo lo ocupa todo, “perdí la confianza allá por diciembre, no me salían las cosas” ha explicado Pablo Andújar sobre su bajó a principios de años. Sonriente y de buen humor, ha contado cómo durante los primeros meses veía su ranking hundirse poco a poco sin una solución a mano.
“Tiene mucho ritmo de juego y sus dos golpes están muy equilibrados” ha relatado Rafa Nadal sobre su rival de este sábado, que hace dos años se lo puso complicado en Roland Garros. Andújar, ganador dos veces en Casablanca, es el típico tenista español de tierra, necesitado de puntos largos, intercambios vibrantes y sensaciones constantes.
Uno de sus problemas durante su crisis de juego residía en el saque. Con porte y altura suficiente, admite que “nunca sacó mal, y tampoco era un problema de técnica, simplemente era un problema mental que había que resetear”. El reseteo ha venido en forma de partidos, minutos y muchos puntos sufridos.
Frente a Nishikori, un rival eléctrico e incansable, su victoria se ha cimentado a base de juegos largos, de varios iguales y viviendo al límite. El japonés, que eliminó a Federer de forma brillante, ha encontrado a Andújar “más sólido desde el fondo” y “más rápido” que el suizo. “Pablo ha jugado mejor los puntos importantes, eso ha sido la clave” ha argumentado el asiático.
Nunca había ganado un partido en Madrid hasta este año, tampoco había jugado unas semifinales de un Masters 1000 y como él mismo ha admitido “nunca había recibido 62 mensajes de Whatsapp tras un partido”. Pablo Andújar ha dado la vuelta a la tortilla a su situación. Ahora sólo le queda disfrutar.
