Neil Diamond, la clase de un hortera
En 2005 Diamond formó equipo con Rick Rubin, uno de los productores más eclécticos y con más talento de su generación. Rubin, que venía del mundo de hiphop, era el tipo que se encerró con Johnny Cash para editar aquellos fabulosos ‘American Recordings’.
‘If I don't see you again’, la canción que abría aquel genial disco, es una de las mejores composiciones de la carrera de Diamond, un tema oscuro, largo e intenso que supera los siete minutos de duración. Una canción redonda y sobrecogedora con una historia reflexiva que engancha desde los primeros acordes. El disco cuenta con otras canciones magnificas como ‘Pretty amazing grace’, ‘One more bite of the apple’ o ‘Home before dark’, pero en aquel álbum destacaba su tema de apertura. Creo que pocos artistas son capaces de escribir una canción como ‘If I don't see you again’, tan real, tan veterana y curtida en los golpes de la vida. “Si no te vuelvo a ver / fue un viaje increíble / no necesitamos decir que seremos amigos / No necesitamos prometer que nos escribiremos / viajamos en ese tren durante la noche y nunca nos preocupamos por su destino”, escribe Diamond en los primeros versos de la canción. “Si no te vuelvo a ver, si no te vuelvo a ver… corrimos la carrera hasta el final, dos extraños que se conocieron en la carretera, que encontraron su tiempo y su lugar. Nunca tuvimos que mentir, pasamos la edad del consentimiento”, prosigue.
Durante un tiempo no pude dejar de escuchar aquella canción, de volver a los viejos discos de Diamond para recuperar ‘Solitary man’ (1966), ‘Girl, you'll be a woman soon’ (1967), ‘Song sung blue’ (1972). Resulta curiosos volver a escuchar, con otros oídos, la música que acompañó los viajes en coche de tu infancia, hacer tuyas las canciones de tus padres, darles recuerdos a los que quedan asociados. ‘Home before dark’ es un disco para escuchar a oscuras, en silencio, acompañado únicamente por la voz rota de Neil, por su experiencia. En 2010 Diamond regresó con ‘Dreams’, un disco menor de versiones de sus canciones favoritas, ese manido recurso de los músicos veteranos. Aquella edición dotó de mayor mérito sus dos anteriores entregas. No me enganchó pero sí que me llevó a casa de mis padres a rebuscar entre esos álbumes que yo mismo había comprado para llevarme a casa aquel disco de 2008, aquella canción que me reconcilió con Diamond, que puso en su sitio a un artista enorme.
