La segunda actriz más joven en ganar el Oscar, Jennifer Lawrence, nos habla de su buena reputación y bromea sobre el hecho de que gente se le acerque para entablar una amistad, «nunca sé qué decir, ¿pongámonos a ello?». También habla del cambio brusco que supuso ganar la estatuilla por «El lado bueno de las cosas» y volver al día siguiente al rodaje de «Los juegos del hambre: En llamas», añadiendo que es consciente de la fragilidad del éxito, «sé que es algo que puede terminar en cualquier momento». La que en febrero de este año se convirtió en la actriz joven más famosa del mundo no ha parado y vuelve a pisar Madrid para estrenar la segunda entrega de «Los juegos del hambre», la única saga juvenil que ha conseguido repetir el éxito de «Crepúsculo». Su protagonista, cansada pero amable, explicó que esto de promocionar películas resulta «exhaustivo, gracioso y extraño, todo a la vez y en ese orden» y habla de esa imagen tan positiva que el público tiene de ella, que, lejos de ser motivo de presión, «sin duda es algo genial». «En llamas» empieza unos meses después de que Katniss, quien interpreta Lawrence, haya desafiado a la autoridad en los juegos del hambre, un evento televisado que obliga a adolescentes escogidos al azar luchar hasta la muerte. Ahora representa la esperanza y la rebeldía para su pueblo y por tanto, el presidente de Pandem quiere eliminarla. «La película tiene el mensaje de que no hay que seguir a la mayoría», dice la actriz. En la entrevista Jennifer Lawrence explica que, a pesar de haber sabido escoger muy bien sus papeles, con un balance perfecto entre el cine comercial y el independiente, no sigue «una estrategia clara a la hora de dirigir su carrera. Me valgo más de mi intuición y lo que me hace sentir el personaje y la historia». En esa línea nos explica por qué entonces ha decidido formar parte de esta serie de superproducciones.