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Música

Los cien cumpleaños de Kat Edmonson

kat600Hay un tipo de voces en el jazz que tienen lo que podríamos llamar el don del eco y del silencio, ese último suspiro que se queda suspendido en el aire con la última nota del piano y la lejana caricia de las escobillas en el plato de la batería. Kat Edmonson (1983) tiene esos dones y ha trabajado duro para plasmarlos en 'Way down low', su primer álbum como compositora tras un interesante debut en 2009 con un disco de versiones a las que su peculiar voz daba un toque muy personal.

Nos encontramos con la compositora estadounidense en un restaurante del centro de Madrid, Kat acaba de comer y aparece con una bufanda roja al cuello, el pelo corto, unos inquietos ojos azules y un pelo muy corto que la hace parecer más joven. La cantante habla despacio, midiendo sus palabras, y según avanza la charla se va abriendo dejando atrás su timidez inicial. Su voz, como cuando canta, tiene un punto nasal y dulce que resulta agradable de escuchar. Edmonson viene a España para presentar un álbum redondo y romántico que ha conquistado las listas de jazz y que ha conseguido trascender más allá gracias a composiciones como la alegre 'Lucky', la bossa-nova de 'What else can I do' o las reminiscencias clásicas de la triste 'Hopelessly blue'.

Editar este álbum ha sido una larga aventura llena de palos de ciego y de errores. “Mi camino ha sido difícil porque no conocía a nadie en el mundo de la música”, explica Kat. “Fui un año a la Universidad de Carolina y allí me di cuenta de que para mí aquello no tenía sentido, además trabajaba para pagar la universidad y era muy estresante.  Poco después dejé todo y me fui a Austin (Texas) porque me dijeron que era donde estaba la escena musical. Cuando llegué no conocía a nadie y me llevó un tiempo hacerme un hueco”, detalla la cantante, que con 19 años fue seleccionada para formar parte de la segunda edición del popular ‘American Idol’.  “Aquello fue una mala decisión. No me pareció divertido ni auténtico, era televisión”, explica ahora. “Pero tampoco sabía qué hacer con mi vida”, añade.

De vuelta a Austin, empezó con el jazz. “Escribo todo tipo de música, pero no sabía tocar ningún instrumento ni leer música y el jazz era un estilo que me permitía encajar”. Kat era una enamorada de las viejas películas musicales que su madre la ponía de niña. Entre sus influencias cita a Fred Astaire y su forma de respirar, o la energía vocal de Etta James.  Aquellos fueron tiempos duros en los que la cantante de Houston trabajó de todo mientras soñaba con canciones, con escenarios, con locales oscuros. “Mi problema en Austin era que no conocía absolutamente a nadie, a ningún músico”, explica. Un día un trompetista entró en el local  en el que Kat trabajaba de camarera. “Nos pusimos a hablar de jazz y comencé a cantar con él en noches de micro abierto cuando tenía 21 años”. Allí, en Austin, se fue abriendo un hueco en la escena local y su nombre comenzaba a sonar en los clubes nocturnos. “Poco después dejé el trabajo y me decanté por la música, había trabajado de niñera, de contable, en telemarketing, de camarera y no era buena en ninguna de las cosas. Cuando era pequeña quería ser una cantante famosa, por fortuna me perdí en ese camino y encontré uno mucho más auténtico. Es importante hacer este camino, así es como realmente aprende un músico y el camino te acerca a la realidad de por qué haces las cosas en el fondo”.

kat2En 2009 llegó su primer disco, un álbum de versiones que mostraba todo el potencial de esta chica menuda que cuando canta congela al público. Kat se fue abriendo camino, derribando puertas y conquistando oyentes. En 2012 llegó el momento de grabar su primer disco como compositora, un disco lleno de matices y de energía.  “Casi todas las canciones son sobre mí, son mi punto de vista de la vida porque escribo de las cosas que entiendo, que conozco. Son canciones románticas, sueños, fantasías, son mis ideales románticos”, contesta apartando la mirada. Para 'Way down low' recurrió al tan de moda crowfounding. “Sabía que tenía el apoyo y el cariño de bastante gente pero no sabía cómo juntarlos a todos”, explica ahora. No le fue mal, en un mes juntó los 50.000 dólares que buscaba para grabar un disco brillante que se hizo con muchas prisas. Dos días para grabar, tres para mezclarlo y otro más para remasterizarlo. A cambio Kat se pasó un año recibiendo correos electrónicos con fechas y efemérides: cumpleaños, aniversarios, navidades. Llamadas que hacía, cantaba, agradecía y se despedía. “He cantado más de cien cumpleaños feliz”, explica Kat sonriendo. “Me alegro de haberlo hecho, de haber pasado por esta experiencia porque te enseña lo difícil y costoso que es”, reconoce la cantante texana, que también admite que para hacer la música bien se necesita tiempo y dinero, más libertad y estar menos pendiente de cosas ajenas a la música. “Quiero trabajar más despacio, hacer algo, ir a dormir y escucharlo otra vez por la mañana con oídos frescos”, añade.

Ahora, en la mesa del restaurante, Kat se muestra como una mujer segura de sí misma. “Creo que ahora lo soy”, admite. “Recuerdo haber tenido muchos miedos a los 19 años, también mucha energía que no sabía cómo sacar o qué hacer con ella y no tenía a nadie que me orientase. Tenía la sensación de saber qué podría hacerlo si encontraba el camino y lo encontré.  Siempre fui día a día, poco a poco, y nunca paré de pensar que podría hacerlo. Al final, los que consiguen hacer las cosas en la vida son los que nunca dejan de intentarlo. Todos tenemos buenas ideas y aspiraciones, no hay rendirse. Es difícil creer en uno mismo pero no hay nada ridículo en soñar”, confiesa con firmeza.  Después de todo lo llovido, de los años de camarera, de las dudas universitarias, de su paso por la televisión, Kat hace un silencio mientras mece la cabeza. “He conseguido hacerme mi camino y vivir de mi música”, dice orgullosa.  “Tengo muchos objetivos pero siento que lo que realmente quiero es lo que ya he conseguido: hacer música que amo con gente a la que quiero. Lo demás son complementos a eso, mi vida con la televisión podría haber sido muy diferente y estoy muy agradecida de que mi camino haya sido este”.

Twitter: AcardenalR

 
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