Frozen: El reino del hielo. El amor romántico pasa a segundo plano
Frozen, Chris Buck y Jennifer Lee Se nota que la fábrica Disney empieza a currarse más sus cuentos de hadas. Si va a seguir contando historias de princesas y caballeros, con el papel que ha tenido y tiene la compañía en la formación indiscutible y inevitable de las visiones del mundo de millones de niños, más vale que deje atrás la reproducción dañina y limitante de los roles de género de siempre, que para eso ya está una tal periodista italiana y su libro Cásate y sé sumisa. Pues sí, ésta vez se lo ha currado porque el amor romántico en ‘Frozen: El reino del hielo' pasa totalmente a segundo plano y la trama se centra en el drama familiar y la relación frustrada de dos hermanas, con una complejidad logradísima ya el guion nos enseña con un balance perfecto los dos lados del conflicto y por tanto ambas mujeres se vuelven igualmente identificables. Quizás en todo esto algo tenga que ver el hecho de que sea la primera vez que dirige una película de Disney una mujer, Jennifer Lee, quien guionizó '¡Rompe Ralph!'. Tampoco es que nos librado de la comedia romántica con tono moderno típico de las animaciones de ahora, como -la quizás demasiado parecida- 'Enredados'. La historia de amor que nos cuelan aquí es de cajón, parecida a cualquiera de aquellas protagonizadas por Kate Hudson o Reese Witherspoon. El riesgo de crear personalidades y diálogos tan "actuales" es que más adelante acaben resultando anticuadas, cuando justamente la atemporalidad del tono es lo que más le ha funcionado a Disney. Eso no quita que en cuanto a temáticas se refiera, aún esperemos el día que la princesa no se case, o que se vaya con otra princesa o que directamente se dejen de temáticas monárquicas. Peras al olmo.
Luego están los visuales de 'Frozen'. Qué magníficos, qué regalo para la vista. Lo que hacen aquí los animadores y la dirección artística, bajo la dirección de arte de Michael Giaimo ('Pocahontas'), es sencillamente magistral. Aprovechan al máximo los elementos del paisaje escandinavo, con su inmensidad, sus fiordos y su clima . La nieve y el hielo presentan posibilidades creativas infinitas en cuanto a luz, dimensión y textura y no se quedan cortos. 'Frozen' tampoco ha escatimado en cuanto a la música, con canciones pegadizas y con letra ingeniosa y profunda a la vez. También hay un muñeco de nieve por ahí, Orlaf. Adorable, sí, pero borderline irritante. Con todo, un paquete más que recomendable. Alan White
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