Notas de Cine
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La piedra fundacional de la música de cine

Son muchos los que piensan que la música de cine comienza realmente ahí, con ese gigantesco gorila subido en lo más alto de Empire State de Nueva York. Con la llegada del sonoro la música sonaba incansable en los musicales pero brillaba por su ausencia en los otros géneros cinematográficos. A veces se utilizaban algunas piezas de música clásica o música diegética que se producía en la misma escena,  pero los productores no querían otra música de fondo ya que tenían la extraña teoría de que podría distraer al público que, según ellos, se quedaría pensando de donde salía aquel sonido. Todo esto iba a cambiar gracias al austriaco Max Steiner, el hombre al que se le puede considerar con toda justicia el padre de la banda sonora. Fue él quien definió lo que serían las reglas del arte de componer música original para la gran pantalla e impuso el llamado sonido sinfónico de gran orquesta, el más utilizado a lo largo de la historia de la música de cine.   En 1930 Max Steiner consiguió introducir por primera vez música original en los títulos de crédito iniciales y finales del western “Cimarrón”. En 1932 volvió a ser pionero en lo que se dio en llamar música incidental, la que se usaba para reforzar el carácter dramático de la historia. La película era “La melodía de la vida” de King Vidor e incluía por primera vez composiciones originales de fondo sobre algunos diálogos. Pero al año siguiente Steiner daría un paso más allá con la que sería la piedra fundacional de la música de cine.  “King Kong” fue la obra que demostró por primera vez la magnitud que podía llegar a tener la música en relación con las imágenes de una película. La partitura de Steiner llenaba las tres cuartas partes del film y daba una nueva dimensión al relato, potenciando como no se había visto hasta entonces el romanticismo, la aventura o el terror. De hecho había muchas partes del film donde no había diálogos y era la música la que llenaba ese hueco con su expresividad.  

Max Steiner deseaba grabar la partitura con una gran orquesta pero en la RKO le dijeron que no había presupuesto. Le aconsejaron incluso que no compusiera música original y que utilizara algunas piezas clásicas ya grabadas sobre las que el estudio poseía los derechos. Steiner acudió entonces al productor y director de la película, Merian Cooper, y le convenció para que pagara de su propio bolsillo los 50.000 dólares que costó la grabación.  

Steiner le ahorró algunos dólares al decidir que, a parte de los títulos iniciales de la película, no sonara ninguna música durante los primeros 20 minutos del film. En realidad no fue una decisión económica sino artística. El compositor quería dejar en silencio la depresiva atmósfera de Nueva York y arrancar con la música cuando comienza la aventura, en el instante en el que el barco, saliendo de una espesa niebla, se acerca a la isla.  

Hay dos leitmotivs principales en la partitura. Uno es el dedicado a la chica, un suave vals con el que Steiner se auto-homenajeaba por su procedencia vienesa. El otro leitmotiv era el de King Kong, una simple escala de tres notas que expresa amenaza y suena numerosas veces en la partitura.  

Los dos leitmotivs aparecen juntos y se mezclan numerosas veces a lo largo del film sugiriendo una y otra vez el mito sobre el cual gira toda la película: el de la bella y la bestia. Hay otros leitmotivs secundarios como el de los marineros que siguen el rastro de King Kong; una sigilosa marcha que les acompaña en su búsqueda. Pero más allá de los leitmotivs la banda sonora está llena de pasajes musicales que destacan por su brillantez. Por ejemplo la música de las danzas y los rituales de los indígenas, llenas de exotismo y emoción.  

Unos golpes de gong sirven para llamar al gorila gigante. Su llegada es anunciada por una música de ritmo lento y pesado. Cuando por fin aparece, la partitura se transforma en un torrente de música de acción que acompaña la persecución por la jungla y las diferentes luchas de Kong con el tiranosaurio, la serpiente gigante o el pterodáctilo. Esta música de acción, con gran fuerza orquestal, continúa después en la ciudad cuando King Kong se escapa y destruye varios edificios y una línea de metro.  

Así hasta llegar al apoteósico final en la punta del Empire State. Con la banda sonora de “King Kong” Max Steiner sentó las bases de lo que a partir de entonces sería la música de cine. Demostró la utilidad dramática de las melodías incidentales para subrayar estados de ánimo y conflictos o para ambientar lugares geográficos; impuso el sonido de gran orquesta sinfónica con predominio de las cuerdas y la utilización de los leitmotivs que definen y acompañan a los distintos personajes. A lo largo de su extensa carrera Steiner compuso más de 300 bandas sonoras pero siempre reconoció que su favorita era la que creó para “King Kong”, la primera obra maestra de la historia de música cinematográfica.  

Del pasado regresamos al presente y de los clásicos a las películas que ahora mismo están en cartelera. Hemos charlado en nuestras “Conversaciones en clave de sol” con Patxi Amezcua, el director de “Séptimo”, la película protagonizada por Ricardo Darín y Belén Rueda que está siendo un éxito en las pantallas españolas desde su estreno. Nos habla con detalle de la banda sonora del film que ha sido compuesta por Roque Baños.  

También le vamos a dar una escucha a la banda sonora de “El consejero”, la última película de Ridley Scott que cuenta con un guión original escrito por Cormac McCarthy, el novelista autor de “No es país para viejos” o “La carretera”. Se trata de un thriller sobre un abogado que acepta trabajar como asesor legal para un cartel de las drogas y está protagonizada por Michael Fassbender, Javier Bardem, Penélope Cruz, Cameron Diaz y Brad Pitt. De la música se ha encargado el compositor británico Daniel Pemberton.  

Después de siete años colaborando con el compositor Marc Streintenfeld, que ha creado la música de sus cinco últimas películas, el director Ridley Scott ha decidido que ya era hora de cambiar de socio y le ha dado la oportunidad de crear la banda sonora de “El consejero” a este compositor británico que a pesar de contar con tan solo 35 años es todo un veterano en es esto de la música. Comenzó grabando un disco de música electrónica y ambiental a los 16 años. Ese disco cayó en manos de un director del Canal 4 de la BBC que le propuso componer las músicas para un documental televisivo que estaba rodando. Pemberton aceptó y compuso la banda sonora cuando todavía estaba en el instituto alternando este trabajo con sus deberes de clase. Aquel fue el inició de una carrera como músico de televisión que en los últimos 19 años le ha llevado a trabajar en más de 500 producciones televisivas. Su salto a la pantalla de cine llegó hace un par de años con la banda sonora de “La maldición de Rookford”, una película de terror británica. “El consejero” es pues su gran oportunidad para abrirse camino en el mundo de la música cinematográfica. Mezclando sintetizadores con orquesta, Daniel Pemberton ha compuesto una banda sonora eficaz y muy variada. Abundan los temas con guitarra, ya sea eléctrica o acústica, con un cierto aire al Morricone de los spaghetti westerns. 

En nuestro espacio “Aquella canción” esta semana hablamos de un clásico: “New York, New York” pero no en la versión que todos conocemos sino en la más reciente que se escucha en la película “Shame”.  

“New York, New York”, compuesta por John Kander y Fred Ebb, nació como la canción principal de la película del mismo título que Martin Scorsese rodó a finales de los años 70. En aquel film la cantaba Liza Minelli. Unos años más tarde la grabó Frank Sinatra con gran éxito, hasta el punto de convertirla en el himno no oficial de la Gran Manzana. Sin embargo nosotros nos centramos en esa escena de “Shame” en la que Carey Mulligan la canta acompañada solo por el piano, en una tristísima versión en la que la letra que habla de triunfar en una ciudad que nunca duerme, de conseguir alcanzar los sueños y ser el número uno, adquieren en su voz otro significado totalmente distinto, ya que en la película la actriz da vida a una joven vulnerable y sensible, con mala suerte en la vida, que busca el cariño de su hermano. 

Vuelve a “Notas de cine” la sección “Parecidos razonables” comenzando con uno que ya anunciamos hace algunos programas cuando hablábamos de la banda sonora de “Conan el bárbaro”.   Este es “Anvil of Cron”, el tema de Basil Poledouris que suena en los títulos de crédito de Conan y que, como ya contamos, inspiró bastante a Jerry Goldsmith a la hora componer el tema central de la película “Desafío Total”, una melodía que muchos identificarán como sintonía deportiva de Canal Plus.   Jerry Goldsmith lo reconoció en su día y amigo como era de Basil Poledouris no pasó nada. En cambio el siguiente caso acabó en los tribunales. El compositor Tyler Bates, autor de la banda sonora de la película “300”, fue demandado por Elliot Goldenthal, compositor de la música de “Titus”, una adaptación al cine del drama de Shakespeare protagonizado por Anthony Hopkins. La verdad es que hay varios temas en “300” que suenan muy parecidos a los que Goldenthal creó para “Titus” pero hay uno en particular que es prácticamente idéntico. Vamos a compararlos. Primero el tema “Returns a King” del score de “300”.   Y ahora el original de Eliott Goldenthal de la banda sonora de “Titus”.   Tyler Bates fue condenado a indemnizar a Goldenthal y a poner en los discos, DVDs, descargas legales y Spotify la leyenda “Basado en un tema de Elliot Goldenthal”. En el programa os detallamos éste y otros casos más y hacemos algo que nos gusta bastante: encontrar parecidos razonables de temas cinematográficos famosos con composiciones de música clásica. Por ejemplo, aquí está el conocido tema de “Lawrence de Arabia” de Maurice Jarre.   Y aquí un posible inspirador: el primer movimiento de la Sinfonía nº 6 de Bruckner. Escuchad y opinad.   Tendremos también en el programa el repaso musical a la programación del canal TCM con “El popurrí” y la película que destacamos de ella. Ya que Woody Allen vuelve a estar de moda con su regreso a las pantallas españolas con “Blue Jasmine”, hemos apostado esta semana por uno de sus mejores títulos de los años 90: “Misterioso asesinato en Manhattan”.  

En 1992 Woody Allen se recuperaba de su polémica ruptura con Mia Farrow. Acababa de estrenar “Maridos y mujeres” y ya estaba enfrascado en su siguiente proyecto. El problema era que el papel femenino estaba escrito para su ex esposa y necesitaba una actriz para sustituirla, una actriz con la que pudiera compenetrarse perfectamente. Allen llamó entonces a Diane Keaton con quien había rodado viejos éxitos como “Manhattan” o “Annie Hall” y que había sido su pareja durante varios años. Woody reescribió el guión para que el personaje de la actriz fuera un poco más cómico, adecuándose más a su personalidad, y se inspiró para ello en las viejas películas protagonizadas por William Powell y Mirna Loy como “La cena de los acusados” o “Ella, él y Asta”, una serie de títulos de misterio donde esa pareja investigaba asesinatos.  

El resultado fue una de las películas más divertidas de Allen y también una de las más taquilleras del director durante la década de los 90. En Inglaterra, por ejemplo, fue número uno en taquilla cuando se estrenó y en el libro biográfico escrito por Eric Lax el propio Woody reconoce que es una de las favoritas de toda su carrera. Se trata además de una película muy cinéfila en la que hay homenajes a “Perdición” de Billy Wilder o a “La dama de Shaghai” de Orson Welles con su famosa secuencia de los espejos.  

Recordad que “Notas de cine” se emite en la SER todas las semanas en la madrugada del sábado al domingo de 5 a 6, pero si ni madrugáis ni trasnocháis tanto podéis escuchar el audio del programa a partir del lunes en los podcast de las webs de cadenaser.com y canaltcm.com. 

Antonio Martínez

Antonio Martínez

Lleva más de 30 años en la SER hablando de cine y de música. Primero en 'El cine de Lo que yo te diga',...

 
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