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Música

Jagger, Bowie y la corista jubilada

La historia de la música está repleta de soñadores, de músicos que pelearon por grabar, por cantar, por subirse a un escenario. No suele ser habitual ver a personas que renuncian a ello, que se alejan de ese mundo lleno de adrenalina y emoción. Claudia Lennear es una de esas personas, una chica que llegó joven a la música, que tocó con los grandes y en los grandes momentos del rock, que fue amiga de estrellas como Mick Jagger, Joe Cocker y David Bowie. Una mujer que cantó para ellos, tras ellos, al fondo del escenario, a veinte pasos de la fama como reza el título del oscarizado documental en el que aparece junto a otras grandes voces como Darlene Love o Lisa Fisher. Claudia se hizo un hueco en ese mundo, se convirtió en una celebridad y acabó huyendo de todo ello tras el escaso éxito de su debut en solitario en 1973. Claudia, después de todo aquello, cambió de vida. Dejó la música y se convirtió en profesora de español en un instituto de California. Allí, cada nuevo curso, da algo de tiempo a sus alumnos para que descubran su pasado. “Cada año le doy a mis estudiantes tres semanas para que averigüen qué era antes de ser profesora. Generalmente siempre hay alguien que me acaba buscando en Google y viene a mí a preguntarme si sé que hay una persona que se llama como yo que era cantante. En ese momento me toca confesar”, explica.

Ahora Claudia vuelve a coquetear con la música después de que ‘A 20 pasos de la fama’ ganase el Oscar el mes pasado. “Siempre he echado de menos la música pero nunca me he arrepentido de haberme convertido en una profesora”, explica Claudia en ‘Hora 25’. “Ha sido una experiencia muy enriquecedora pero cuando haces algo en el mundo artístico es como pillar un resfriado, es difícil quitárselo: una vez que lo has probado siempre quieres hacerlo otra vez, nunca sale de tu corazón”, confiesa la cantante.

La llegada de esta joven afroamericana a la música fue tan casual como acertada. “Cuando mi padre se retiró de la Armada nos mudamos a California, vivíamos muy cerca de Hollywood y mi madre solía llevarme a ver muchos de los conciertos de Motown y conocimos a una mujer que era contratista de coristas. Esa mujer me consiguió una audición con Ike Turner. Ike tocó el piano y yo cantaba. Cuando terminé me contrató y enseguida estaba en la carretera con ellos”, explica la corista.

Lennear se convirtió en una chica Ikette, la banda que acompañaba a Ike y Tina, un grupo de mujeres atractivas, jóvenes y provocativas que bailaban y cantaban la parte que Ike Turner les preparaba, incluso llegaron a editar algunos álbumes en solitario a finales de los sesenta con notable éxito. “Aprendí mucho de Tina, ella fue mi mentora y me enseñó mucho. Me enseñó lo que era estar al frente y no ser parte del escenario o del coro. Aprendí mucho de ellos y luego me lancé a ello”, admite la estadounidense.

Su tiempo como chica Ikette fue breve. Ike Turner no pagaba bien a sus coristas y la rotación en la formación era constante. Claudia dejó el grupo y se fue de gira, en el verano del 70, con Joe Cocker. Apenas fueron tres meses, pero tres meses repletos de emociones. “Era joven y lo pasamos muy bien, poder vivir aquello fue increíble”. Después se juntaría con Leon Russell para colaborar en dos álbumes y para asistir, junto a él, al mítico concierto para Bangladesh que organizó George Harrison en 1971 y que fue la primera actuación de un Beatle tras la separación de la banda y el primer concierto benéfico de la historia. “Estar allí fue único”, explica Claudia. “Estaban todos los músicos que me gustaban y fue una cita muy especial que siempre quedará en mi recuerdo”, añade con cierta nostalgia.

A principios de los 70, Claudia era una celebridad y era habitual verla en compañía de artistas como Mick Jagger y David Bowie. Su amistad con Jagger daría mucho que hablar a la prensa, sobre todo después de que el cantante insinuara en una entrevista que había escrito ‘Brown sugar’ pensando en ella. “Supongo que fue una broma de Mick”, explica la corista. “Pero es algo que solamente me ha ayudado en mi carrera”, añade. La realidad es que Jagger se quedó prendado de aquella joven negra de piernas eternas, melena lisa y mirada seductora. “Era la chica más guapa de las Ikettes, un bombón”, asegura el cantante de los Stones en ‘A 20 pasos de la fama’. También era habitual ver a Claudia en compañía de Bowie, otro de sus grandes amigos de aquella época. Todo ese ruido que levantaba sirvió para que una multinacional ofreciese a Lennear un contrato para grabar su primer álbum en solitario. Una oferta que la chica no pudo rechazar. Eligió a dos grandes productores. Uno para cada cara. Por un lado estaba Allen Toussaint, legendario músico y productor de Nueva Orleans. La otra cara correría a cargo de Ian Samwell, que estaba en boca de mucha gente tras el éxito de ‘A horse with no name’ de América.

En 1973 llegó a las tiendas ‘Phew’, el debut de Claudia. El disco funcionó bien y no recibió malas críticas, pero las expectativas del sello discográfico eran altas y los resultados no fueron los esperados. A pesar de ello el tiempo ha tratado bien al álbum, un disco poco consistente pero con temas interesantes y alguna canción brillante como ‘What did I do wrong?’. “Todo fue bien con el álbum”, explica Claudia. “A mucha gente le gustó el disco, mi voz, mi trabajo sobre el escenario. Pero no fue un éxito, a pesar de ello fue una gran experiencia poder grabarlo”.

Tras la decepción que supuso ‘Phew’, Claudia hizo su debut en el cine con un pequeño papel en ‘Un botín de 500.000 dólares’ de Clint Eastwood y en 1974 apareció desnuda en la portada de ‘Playboy’ con el sugerente título de ‘Brown sugar’. Después de aquello, poco más. “Cuando me licencié en el instituto quería ser intérprete en las Naciones Unidas, ese era mi sueño. Cuando dejé la música comencé a enseñar español”, admite.

Ahora, tras el éxito del documental, ‘Phew’ ha vuelto a las tiendas. “Me hace muy feliz”, admite la cantante. Además está preparando nuevas canciones para su regreso a la música tras cuarenta años alejado de ella. “He cantado en el coro del colegio, pero no me he vuelto a subir a un escenario de forma profesional desde hace muchos años”, aclara Claudia. El regreso de Lennear dio un giro el mes pasado cuando en una entrevista a ‘The Guardian’ la cantante confesó que había recibido una llamada de David Bowie ofreciéndose a escribir las canciones de su regreso. Un giro en la vida de esta mujer que fue corista de los grandes, una de las bellezas de aquella época y cantante por méritos propios. Una mujer que tras conocer los dos lados de la fama decidió alejarse de la música para tener una vida tranquila como profesora y que ahora, después de años de silencio, quiere volver a la música de la mano de David Bowie.

 
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