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La canción sin terminar que conquistó el mundo

Redding fue una estrella diferente, un hombre amable y generoso que apenas editó seis álbumes antes de su muerte y que estaba destinado a ser la gran estrella de aquella década, pero el destino tenía otros planes para el cantante. La muerte de Otis Redding sería un duro golpe para el mundo del soul y de la música negra, un género que estaba despegando y conquistando al público estadounidense de una América segregada.

Semanas antes de su muerte, Redding mostró todo su talento en el mítico Festival de Pop de Monterey de 1967, un festival encabezado por Jimi Hendrix, The Who, Janis Joplin o Grateful Dead. Sin embargo, el gran triunfador fue un tímido Redding que por primera vez comparecía ante un público mayoritariamente blanco que terminó arrollado por la fuerza de un músico que desbordaba talento y pasión, un músico capaz de reinterpretar el 'Satisfaction' de los Rolling Stones o de componer 'Respect', el tema que encumbró a Aretha Franklin. Otis mostró todo su talento en una actuación que le colocó entre los grandes artistas de aquella generación de finales de los sesenta, una generación llena de nombres y de tragedias.

Semanas después de su muerte llegó a las tiendas ‘Sitting on the dock’, un single que llegaría al número 1 en EEUU y que entraría a formar parte de la vida de los americanos que siempre recordarán los primeros acordes de una canción evocadora y sensible, una canción hermosa e inacabada que acabaría siendo el tema más reconocible de Otis Redding, una de las voces más poderosas que se apagó en su mejor momento.

Twitter: AcardenalR

 
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