Relatos salvajes. Catarsis total
'Relatos salvajes'. Catarsis total. La comedia es resbaladiza. Es un territorio tan sagrado como la tragedia, que brinda las mismas oportunidades para reflexionar sobre los grandes temas humanos, pero con muchas más posibilidades de patinazo artístico y mucho menos reconocimiento cultural. El director argentino Damián Szifron, curtido en la comedia televisiva –Los Simuladores, y autor de la comedia negra Tiempo de Valientes (2005), se lanza con Relatos Salvajes al filo del abismo narrativo y hace volar al espectador, le instala en una carcajada negra e inquietante que termina en aterrizaje milagroso. Poderosos y políticos en entredicho dirán que es una película peligrosa, que incita a la violencia justiciera, pero el director, que acepta el reto de ser brutal y desafiante, consigue lo más difícil: dominar el relato catártico y convertirlo en una experiencia liberadora; el cine se pone de parte del perdedor social y restablece una justicia salvaje y balsámica. Adiós buenrollismo y a la sinceridad suave al estilo Hollywood. Tampoco se trata de una simple orgía de zafia comicidad a lo Apatow. Relatos Salvajes es más inteligente y sutil. Ha llegado el áspero momento de mirarnos en el espejo y aguantar el desaliñado reflejo de nuestra sociedad: el ciudadano medio occidental es un animal encogido por una dosis permanente de humillación, un caparazón que esta película hace saltar por los aires con impecable trazo. Szifron tiene el pulso firme en la escritura y también en el rodaje. Los seis segmentos de Relatos Salvajes- algunos irregulares como el inicial- no están conectados temáticamente, pero se entrelazan en una melodía ascendente de crispación hasta llegar a la apoteosis tragicómica final. La dirección y elección de actores es impecable: grandes intérpretes del cine argentino como Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Rita Cortese y Oscar Martínez matizan en sus breves y contundentes actuaciones un amplio abanico de gestos humanos y universales como la defensa de la dignidad, la mezquindad superlativa, la ira desenfrenada y el suspiro final de hartazgo y rendición. Bajo la apariencia de liviana comedia, Relatos Salvajesse revela como una lúcida reflexión sobre nuestro tiempo de mirones eternamente enfadados.
