Vampiro santurrón
'Drácula, la leyenda jamás contada' es una blanda versión del histórico personaje
Madrid
Este nuevo Drácula protagonizado por Luke Evans – el arquero de El Hobbit, Fast and Furious 6- es una blanda versión del personaje histórico de Vlad El Empalador y Príncipe de Transilvania del siglo XV- muy alejada de la oscura leyenda sobre la que Bram Stoker se inspiró para escribir su novela gótica de 1897, que ha sido la base de los personajes cinematográficos que se han sucedido desde 1931. El resultado es una aproximación romanticona y poco sangrienta del torturado vampiro, sino que se centra en la épica historia de un príncipe que se convierte en vampiro para conseguir una fuerza sobrehumana y defender a su pueblo del ataque del sultán turco.
'Drácula', ¿monstruo o héroe?
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Universal quiere crear su propia saga de héroes para plantar cara a Warner (Batman, Superman, El Hobbit), Disney (Marvel) y Sony (Spiderman). Pero este Drácula tan familiar está desenfocado, es un personaje sin tallar, sin aristas ni personalidad, a años luz del trágico Gary Oldman de Coppola. El personaje de Evans no tiene alma, pero tampoco cuerpo: resulta una pobre imitación de 300, con unas borrosas escenas bélicas en las que Drácula zurra a la legión turca y una banda de murciélagos digitales que son su capa y arma letal. Poca garra para los espectadores habituales de este género poseedores un paladar mucho más delicado que esta película tan simplona
Salvo el gran Charles Dance (Tywin Lannister de Juego de Tronos) nadie destaca en este reparto tan melifluo -Dominic Cooper, Sarah Gadon-, en el que no se cuestiona el sadismo de Vlad el Empalador, ni se aprovecha la gran baza de la tentación de la sangre que podría corroer al héroe. Este Vlad el Empalador es una versión gótica de La casa de la pradera, donde el amor del padre y esposo asfixia otras emociones mucho más atractivas.