Callejeando por Calcuta

Calcuta

Hace unos días decidimos hacer una escapada por rincones peculiares, los que no están en las guías. Por donde no nos atreveríamos a pasar en otros lugares del mundo. Lugares de película, en los que le dices al protagonista desde tu sillón: “¡No! Por ahí no pases, no ves que va a ocurrir algo malo...” Pues ocurrió todo lo contrario. Nos dirigimos hacia el metro. Queríamos ver cómo era aquí. Están construyendo uno externo y nos entraba curiosidad por ver el subterráneo. Nos sorprendió. No es el más limpio del mundo, ni el mejor conservado. Tampoco sé qué esperábamos encontrar realmente, pero estaba en unas condiciones aceptables. Tampoco sé cómo logramos entrar en ese vagón repleto de gente y cómo en la segunda parada, sin que nadie saliera del nuestro, consiguió entrar más gente todavía. Pero lo hicimos y lo hicieron. Solamente fueron tres paradas, ya que la intención era conocerlo, no pasar allí el día.

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Nos bajamos en Mahatma Gandhi Road y empezamos a callejear. Nos salimos de las calles principales y nos metimos en callejuelas. En las primeras, con muchas dudas, luego ya totalmente decididos. Todo tipo de puestos. Barberos en plena calle ( creo que lo probaré antes de abandonar India ), dentistas (eso espero no probarlo aquí), niños pelando pollos y gallinas, a los cuales se encargaban de matar en medio de la "acera", allí, delante de la gente que pasaba, carniceros exponiendo la comida que estaban cortando, encima de troncos y al contacto de todo el mundo, cacerolas al fuego con la comida, tiendas de "móviles", duchas en mitad de la calle, una banda de música ensayando con la gente expectante alrededor, y mil puestos más (los que dije, los más sorprendentes ).

Todo lo que veíamos se merecía una foto, pero también es bueno dejar que nuestra mente grabe eso, lo viva. Ninguna foto describe esa sensación de vivirlo. Es bueno dejar la tecnología de lado de vez en cuando y liberarte de ella. Por eso, muchas veces nos desanimamos un poco cuando vamos a ver las fotos de los viajes y no son exactamente lo que esperamos. Lo mejor es vivirlo, ser conscientes del momento. Las fotos, muy bonitas y espectaculares, te ayudan a revivirlo si de verdad llevan la experiencia por dentro.

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Lo mismo ocurre con estas líneas, ya que por mucho que lo intente y elija las mejores palabras, no pueden transmitir lo que vivimos en esos momentos especiales. Me alegro de que sea así. Me alegro que haya que vivirlo para experimentarlo de verdad. En estos meses me han hablado mucho de lo que iba a vivir aquí. Opiniones buenas, malas, muy malas... Pero yo estoy encantado con lo que me estoy encontrando, con lo que estoy viviendo. Le llaman la ciudad de la alegría y ya entiendo alguno de los motivos. La gente es feliz con nada, con muy poco. Con cualquier cosa les aportas algo, disfrutan cada situación. Se hace duro pensar que posiblemente nunca vivirán algunas situaciones que nosotros vemos normales en nuestro entorno, pero eso ya se nos escapa de las manos.

Aunque podemos aprender cosas. Luego nuestros pasos nos llevaron a una especie de feria del libro, pero creo que no era itinerante. Parecía fija. Montones de puestos, libro usados, viejos, modernos, de todo tipo de materias... No compré nada pero tuvo su encanto el paseo. No os digo que sea el viaje de vuestra vida, con el que lleváis soñando desde siempre. No os digo que os cambiará la vida, como mucha gente me ha dicho y ni siquiera os digo que tenéis que hacer este viaje en algún momento de la vuestra. Sólo os digo, que si tenéis curiosidad, lo hagáis, porque cada día veréis algo nuevo, algo diferente, algo sorprendente. Yo lo estoy experimentando, y me gusta.

Un saludo a todos