Rajoy: nada de nada

Madrid

Ya lo dice el refranero: no hay peor ciego que el que no quiere ver, no hay peor sordo que el que no quiere oír... deberíamos añadir que no hay peor político que el que no resuelve los problemas. Y la verdad es que en esto último Mariano Rajoy y Artur Mas, cada uno en lo suyo, llevan haciendo un auténtico máster en los últimos dos años. Y lo malo es que ese máster lo pagamos el resto de los ciudadanos. La comparecencia hoy del presidente del gobierno, tres días después de la singular votación en Catalunya ha sido un monumento al inmovilismo, a la falta de cintura; una demostración palpable de que no existe ninguna voluntad de mover ficha –tampoco los más aguerridos a su derecha se lo iban a permitir–; y ha sido también un ejercicio bastante infantil de negar la evidencia. ¿Cómo que lo del domingo ha sido un fracaso del independentismo y de Artur Mas ? A ver, y más allá de las ideas que tengamos cualquiera de nosotros, no se trata de eso. En todo este embrollo el president Mas tiene lo suyo –que no es poco, es mucho– pero, ¿de verdad alguien cree que no ha salido reforzado del envite?

Y en cualquier caso, al margen de la batalla entre ellos dos, ¿ha olvidado el presidente del gobierno que el 80% de los catalanes, el 80%, desean ser consultados sobre su futuro? ¿Qué no ve que tarde o temprano habrá que hacerlo, habrá que pactar cómo hacerlo? Y que eso rebasa, en mucho, la lógica de una confrontación partidista. Y por último ¿qué significa esa frase de que "en Catalunya hay más catalanes que independentistas"? En fin, resumiendo: un desastre, al menos en mi opinión. Otra oportunidad perdida, aunque ya advertíamos hace un par de día que Rajoy fía todo su futuro a la bandera... igual que Mas, por otra parte. Así que nos van a arrear banderazos hasta en el carné de identidad, sea español o catalán. Porque es lo que tienen los guantazos, que duelen igual porque no entienden nada de fronteras.