Sin más argumentos políticos que la supuesta recuperación económica

Madrid

Tres años hoy de la victoria de Mariano Rajoy en las elecciones, la segunda mayoría absoluta más amplia de la historia de la democracia. Victoria basada entonces en esperar el desgaste y los errores de su adversario, en ese caso José Luis Rodríguez Zapatero y su gestión de la crisis económica, victoria sustentada ahora en casi lo mismo, dejar que se agote la legislatura sin hacer mucho ruido y esperar, en este caso, que los problemas se solucionen por si solos.

Los grandes argumentos del gobierno de Mariano Rajoy son que estamos saliendo de la crisis, aunque las previsiones, los datos del paro y los bolsillos de los ciudadanos digan lo contrario; que evitó el rescate, aunque lo de salvar la banca también se llama rescate, con todas las letras y tiene los mismos efectos devastadores en las arcas públicas; que la prima de riesgo ha bajado, aunque la prima de riesgo ni paga salarios ni crea puestos de trabajo.

Los grandes argumentos políticos son que no hay argumentos. En los tres años de gobierno de Mariano Rajoy los casos de corrupción se han multiplicado y algunos salpicando a su propio partido e incluso iniciados durante su mandato, la crisis con Catalunya está en la peor situación que nos podíamos imaginar, con el diálogo absolutamente roto y el conflicto judicializado.

Y en cuanto a la comunicación, la no comunicación. Rajoy evita la prensa y las comparecencias tanto como puede. Ha respondido más desde el extranjero que desde casa y ha utilizado el plasma para comunicarse más que el cara a cara.

Este es solo un rápido repaso, sin entrar en detalle, luego lo haremos, porque queda por citar el recorte en los derechos laborales, en la sanidad y en la educación pública, en cooperación. Las becas, la manipulación de la televisión pública, los jóvenes marchando al extranjero, el empobrecimiento de las familias...

Han sido solo tres años, aunque les parezca mucho más. Queda uno de legislatura, que conociendo a Rajoy seguro que va a agotar, y casi ningún motivo para la esperanza. Parece claro que en las próximas elecciones se va a revolucionar el arco parlamentario. A la fotografía de España Rajoy ya le ha dado la vuelta.