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Ocho de cada mil recién nacidos en España padecen alguna cardiopatía congénita. Con revisiones periódicas, tratamientos o intervenciones quirúrgicas, se puede llevar una vida normal.

Algunas cardiopatías congénitas se solucionan tras pasar por el quirófano. En otras, ni siquiera es necesario. / Getty

Madrid

Cada año nacen en España unos cuatro mil bebés con alguna cardiopatía congénita. Se trata de alteraciones o lesiones en el corazón (las aurículas, los ventrículos, las válvulas o las zonas por las que se evacúa la sangre) que se producen durante el proceso de formación del feto y, en muchos casos, es posible detectarlas con anterioridad al nacimiento. No todas son hereditarias aunque, a veces, la herencia es importante a la hora de detectar una afección de este tipo. En ocasiones, las cardiopatías congénitas se detectan en el momento del nacimiento. Sin embargo, otras no se observan hasta mucho tiempo después.

Reportaje cardiopatías congénitas

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Hay varios tipos de cardiopatías. Las más fácilmente detectables son las llamadas 'cianóticas', porque producen un color azul o morado en la piel y en las uñas, debido a la falta de oxígeno en la sangre. De momento, la medicina no puede atribuir una causa concreta a las cardiopatías congénitas, aunque sí se contemplan determinados factores de riesgo. Uno de ellos es el hereditario (aunque no es muy determinante), pero hay otros: diabetes, rubeola o ingesta de alcohol y drogas por parte de la madre durante el embarazo.

Un hijo con cardiopatía

Marta tiene 13 años y vive en Huelva. Nació con una transposición de los grandes vasos que transportan la sangre desde el corazón, es decir, que la arteria aorta y la arteria pulmonar estaban intercambiadas. Su cardiopatía era cianótica, y así lo desvelaba la tonalidad morada de su piel. Sin embargo, los médicos pensaron que era debido a que tenía frío. Su madre, Emi, cuenta que "pasó la noche sin dormir, llorando, y el pediatra se dio cuenta al día siguiente. Ese mismo día le hicieron un cateterismo, porque si no hubiera muerto. El conducto por el que la madre pasa el oxígeno al feto se le estaba cerrando, porque es lo normal a las 48 horas del nacimiento. Sin embargo, en mi hija, ese conducto que se cerraba poco a poco era su pequeño hilo de vida, porque por ahí recibía un poco de oxígeno. Con el cateterismo se lo pudieron mantener abierto hasta que a los seis días de nacer pudieron operarla".

Marta lleva ahora una vida más o menos normal, aunque al principio notaba la falta de oxígeno cuando realizaba algún esfuerzo como subir una pendiente o practicar algún deporte. No obstante, con el tiempo ha podido habituar a su cuerpo a este tipo de actividades, y ya las practica sin problema. "Se asfixia un poco cuando corre, pero no mucho", señala su madre. "El principio fue muy duro. La intervención duró más de nueve horas y estuvo un mes en la UCI. Pero después quisimos que fuese autónoma, desde el minuto número uno. A los nueve meses, Marta estaba aprendiendo a nadar. No queríamos sobreprotegerla, sino que su vida fuese normal, como la de cualquier otro niño. Tiene sus revisiones periódicas, pero el resto del tiempo hace una vida completamente normal".

Desde que nació Marta, su madre, Emi, pertenece a una de las muchas asociaciones o fundaciones que existen para ayudar a las personas con cardiopatías congénitas. No sólo participa en sus congresos y conferencias, sino que siempre está disponible si se la necesita para acudir a un hospital donde acaba de nacer un bebé con cardiopatía y tranquilizar a los padres, que suelen recibir la noticia con nerviosismo y preocupación. "Creemos que se nos va a venir el mundo encima. Piensan que su hijo no va a llevar una vida normalizada. Y los padres lo suelen agradecer".

A partir de ahora, Marta también se sumará a estas actividades para exponer su caso a todas aquellas personas a las que la información pueda resultar útil.

La exministra española de Defensa Carmen Chacón / Gaston De Cardenas

En el corazón de la política

Carme Chacón lleva 43 años conviviendo con una cardiopatía congénita que no le ha impedido llevar una vida normal. La actual secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, y ex ministra de Defensa y de Vivienda, nació con un bloqueo aurículo-ventricular completo (que le hace tener unas 36 pulsaciones por minuto) y una transposición de los grandes vasos. Chacón asegura que sus padres no la han sobreprotegido nunca. "He jugado al baloncesto toda mi vida, prácticamente hasta los 30 años. Mis padres se preocuparon alguna vez, pero luego pensaron que si yo era consciente de los síntomas que tenía que detectar si algo iba mal, en mi caso el mareo, podían permitirme hacer una vida normal: practicar deporte, subir una montaña o nadar en el mar. Yo agradezco que mis padres no me sobreprotegieran y, sobre todo, que no me educaran ni me hicieran crecer como una niña enferma". A los padres de Carme Chacón le dijeron al nacer su hija (en marzo de 1971) que no podría quedarse embarazada. Pero el avance de la medicina ha permitido que pudiera ser madre a los 37 años. "La principal preocupación de mis padres en ese momento fue mi embarazo", recuerda Chacón. "La mía era que mi hijo no heredara la cardiopatía". La ex ministra de Defensa no ha sido intervenida quirúrgicamente, ni tampoco toma ningún tratamiento. Pero sí debe tener en cuenta determinadas precauciones, como no tomar algunos medicamentos o no subir en atracciones de emociones fuertes. Además, cumple puntualmente con todas las revisiones periódicas. "Yo me siento bien, las indicaciones de los doctores las sigo siempre, el holter y yo somos amigos desde siempre, igual que los electros y los ecocardiogramas. Con control, pero haciendo vida normal y sin más sobresaltos, a pesar de mi vida profesional. Imagino que como cualquier otro profesional en la suya".

Carlos Cala

Carlos Cala

Empieza en la radio en 1992, en la emisora de la Cadena SER en Morón de la Frontera, trabajo que simultanea...

 
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