Marimbas para una pesadilla americana

Madrid

En 1999 se estrenó una de las películas más ácidas y corrosivas de las últimas décadas sobre la sociedad norteamericana. Una película que le daba la vuelta a ese ideal llamado “sueño americano” que nos han vendido series de televisión, películas y anuncios. “American beauty” nos descubría aquello que ya imaginábamos: que a veces el sueño se convierte en pesadilla.

“American beauty” es una despiadada disección de la sociedad norteamericana, de los sueños que no se cumplen, de las frustraciones que van minando poco a poco la vida. Un retrato de la hipocresía conservadora y de la gente que vive en un mundo de apariencias. La película es la crónica de la destrucción de una familia, la que forman los personajes de Kevin Spacey, padre, Annette Bening, madre, y Thora Birch, la hija adolescente. El protagonista se siente odiado por su hija y por su esposa. Él a su vez odia su trabajo y la forma en la que vive, así que, inevitablemente, un día estalla. Abandona su empleo y a partir de ese momento decide vivir como le viene en gana. Una decisión que, como el propio Kevin Spacey nos avisa al comienzo del film, acabará llevándole a la muerte.

Fue Steven Spielberg con su buen ojo clínico el que compró este guión para su productora Dreamworks y sorprendentemente le encargó la dirección a un debutante, el británico Sam Mendes que venía del mundo del teatro. Y fue Spielberg también quien propuso a Thomas Newman como compositor de la banda sonora. Thomas, el hijo del gran Alfred Newman, el compositor más laureado de la historia con nueve premios Oscar en su haber, sobrino de los también músicos de cine Lionel y Emil Newman, al igual que su primo Randy o su hermano David. Thomas Newman había empezado a destacar en la primera mitad de los años 90 con algunas bandas sonoras notables como “Cadena perpetua” o “Mujercitas”, por las que obtuvo sus primeras nominaciones al Oscar, pero con “American beauty” se graduaría definitivamente como uno de los mejores compositores de cine de las últimas décadas.

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Para “American beauty” Newman decidió prescindir de la orquesta tradicional en favor de otros instrumentos menos habituales como banjos, ukeleles, mandolinas, percusiones de todo tipo y algunos instrumentos exóticos como el saz o el bafnala turco. Además convirtió un instrumento secundario como es el xilófono o marimba en el instrumento principal de la banda sonora. Marimbas que, por cierto, el propio Thomas Newman toca en la grabación de la banda sonora.

No obstante el compositor se reserva su instrumento favorito, el piano, para la mejor pieza del disco, la que acompaña a una de las escenas más recordadas de la película, aquella en la que el vecino muestra a la chica adolescente las imágenes que grabó de una bolsa de plástico movida por el aire.

En la ceremonia del año 2000 “American beauty” ganó cinco Oscar, entre ellos el de mejor película, mejor director y mejor actor para Kevin Spacey. La música de Thomas Newman fue también candidata pero perdió la estatuilla ante la partitura de John Coriogliano para la película “El violín rojo”, una decisión que todos los expertos señalaron como bastante injusta. A partir de “American beauty” Thomas Newman se convirtió en el compositor habitual de Sam Mendes y para él crearía bandas sonoras excelentes como “Revolutionary road”, “Camino a la perdición”, “Jarhead” o la película de James Bond “Skyfall” pero “American beauty “ sigue siendo su mejor trabajo. Una de las mejores bandas sonoras de los años 90 y una película inolvidable que nos hacer reflexionar sobre la manera en la que afrontamos nuestra vida.

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Y además…

El director Javier Fesser nos presenta la banda sonora de su película “Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo” que se ha estrenado este fin de semana.

También escucharemos y analizaremos la música de otro estreno: “París Manhattan”.

En nuestra sección “Aquella canción” recordaremos tres temas que sonaban de forma diegética en “Cadena perpetua” la película protagonizada por Tim Robbins y Morgan Freeman.