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Un testimonio inédito de la I Guerra Mundial

Cuando se cumplen 100 años del inicio de la Gran Guerra la embajada francesa en Madrid muestra una colección de fotografías desconocidas del conflicto

Madrid

“He visto dos pueblos derribados, aniquilados, borrados de la faz de la tierra”, relataba un joven y aterrado Gaziel en 1916 en sus famosas crónicas sobre la I Guerra Mundial. Una tragedia, la de la Gran Guerra, que podemos observar de nuevo a través de unas fotografías inéditas en la embajada francesa en Madrid. Se trata de unos negativos descubiertos por casualidad en un anticuario de Tánger hace en 1999 por un fotorreportero que se puso en contacto con la Casa de la Imagen de Logroño que durante años ha cuidado y restaurado para mostrarlos ahora al público. El autor de las fotografías era un capitán francés que, al igual que el famoso periodista catalán, se movía por el frente con un automóvil convirtiéndose en un testimonio privilegiado del horror que causó la primera contienda mundial. Los negativos se muestran en la embajada francesa cuando se cumplen 100 años del inicio de la tragedia.

Queríamos dar una muestra general de lo que fue la guerra para el capitán Givord y de lo que representó la contienda en sí”, apunta Carlos Traspaderne, comisario de la colección “¡Nunca más!” que se muestra en el Instituto Francés en Madrid hasta el 12 de diciembre. Los paisajes de los negativos corresponden principalmente a Francia y Bélgica. Destacan imágenes de las batallas del Marne y del Somme donde británicos y franceses se enfrentaron a los alemanes en una cruenta en un choque que tuvo como desenlace más de 1 millón de muertos.

Testimonio privilegiado

El autor de las imágenes es Pierre Givord, capitán del ejército francés del servicio de transporte. Asesoraba a las tropas en el frente con munición y diferente material. “Al tratarse de un capitán, Givord tenía libertad de movimientos y eso le permitía moverse por diferentes zonas con su automóvil como las trincheras, los acuartelamientos, las tropas amigas y los enemigos capturados”, cuenta Traspaderne. La visión del fotógrafo es del curioso que quiere documentar algo sabiendo que es algo histórico. “Más allá de denunciar, Givord también retrata los aspectos lúdicos de la guerra como el descanso de los soldados o los viajes junto a su familia”, comenta el comisario. El autor combinó la vida en el frente con la vida familiar y hogareña .

Las fotografías retratan a gran variedad de vehículos y armamento que se utilizó en la que la primera guerra mecanizada. Vemos los frágiles biplanos o las rudimentarias máquinas que excavaban las trincheras. También se observan los primeros tanques que se pusieron en práctica al final de la guerra.

“Un fotorreportero antes de época”

La colección ¡Nunca más! refleja la agudeza visual particular del autor. En una época donde las fotografías seguían un canon muy tradicional y clásico, Givord retrata con estilo personal y directo el paisaje de destrucción que deja tras de sí el conflicto. “ Son unas fotos muy modernas, contundentes, contemporáneas que para el espectador actual son unas fotografías modernas”, afirma Traspaderne. “Yo le definiría como un fotorreportero antes de época”, añade el comisario.

El visitante verá un material hecho en tres dimensiones. Explica el comisario de la exposición que la I Guerra Mundial fue un escenario para aficionados a la fotografía estereoscópica, en 3-D. Mediante dos ópticas y la posterior visualización de los negativos con unos espejos, se crean unas imágenes en profundidad, una técnica que tienen su origen en 1840.

 
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