¿Para qué escribir a mano?

Madrid

En 2016 los niños finlandeses ya no aprenderán caligrafía en la escuela. Les enseñarán mecanografía y a escribir a mano, pero con letra de imprenta, separada. El teclado desplaza al bolígrafo y la decisión se toma desde la razón práctica: ¿para qué van a enseñar a los niños caligrafía si se pasarán la vida tecleando? El argumento es aplastante, pero discutible.

Porque posiblemente una persona llegue a la tumba sin citar a Sócrates, pronunciar una locución latina o recitar una poesía, presenciar una ópera o un concierto de Mozart, relacionar la natación con el principio de Arquímedes o sin pisar uno sólo de los países que memorizó en las clases de geografía… pero amputar esos conocimientos con carácter preventivo por “su falta de utilidad” futura seguramente nos parecería una barbaridad. Aunque también es posible que seamos sólo una pandilla de románticos trasnochados, como los egipcios que lloraron la piedra cuando apareció el papiro, y un poco hipócritas, al teclear en un ordenador esta encendida defensa de la caligrafía.