“Las canciones deben ser un hombro sobre el que llorar”
El poeta dedica a su álbum '19 días y 500 noches' una gira 15 años después de su publicación
Madrid
La destinataria de 19 días y 500 noches todavía presume, quince años después, de ser aquella a quien se dirige la letra de esta rumba. Y aunque han pasado tres lustros desde que se publicara, esta composición y el disco que la alojó inspiran la gira que ha llevado a Joaquín Sabina a dar diez conciertos en Latinoamérica y a ofrecer otros cuatro en España: dos en Madrid y dos en Barcelona, el doble de los que estaban planteados hasta que, en un solo día, se agotaron las entradas. Para el genio de Úbeda, "las canciones de amor deben ser un hombro sobre el que llorar". Sin embargo, el giro animado de su música provoca más alegría que lágrimas cuando se reúnen los espectadores.
Sabina: 'Las crisis, como el desamor, dan grandes canciones'
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Frente a las mujeres que, cuenta el poeta, le han provocado algún quiebro, él no guarda rencor a nadie: tan solo la terapia de sentarse a componer y la revelación, es cierto, de acabar guardándole más cariño a la canción que a su musa: "Aunque preferiría no haber escrito nada y que me hubieran tratado bien". Al igual que una crisis económica que, ya como padre y a los 65 años, le vale de estímulo para cuadrar versos; los que sus fieles podrán estrenar, mezclados con su añejo repertorio, en las actuaciones que el músico concederá antes de que acabe el año.
Pocos días después de revelar que la felicidad no le acompaña tanto como le gustaría, el cantautor se ha mostrado risueño al explicar alguna de sus letras más canallas: "No es que nos dejen porque nos hayamos portado mal, sino que nunca les habíamos importado". Una idea también presente en su Pero qué hermosas eran, otro de los trece cortes de ese álbum que marcó un antes y un después en su carrera y precedió a sus problemas de salud. Con todo, lo que desde luego abunda en el cancionero del artista, cuyas letras no tardarían en derivar en el abstracto con Dímelo en la calle, son los llamamientos no tanto al despecho, pero sí a la soledad.
Quizá, quién sabe, también suene en los directos de diciembre alguno de los temas que compuso, como terapia, para un amigo que se reconciliaba con la soltería en un hotel de Praga. El poeta del desamor, en cambio, lleva más de una década presumiendo de Jimena Coronado, la joven que le cuidó cuando, de forma literal, se le llegó a parar el corazón. Si su relación de pareja es o no como las que este describe en su célebre Contigo es algo que una y otro sí guardan a espaldas del público.