Consumidores: Aplicaciones para “morder” y no solo “ladrar”…

Madrid

No es verdad que el cliente siempre tenga razón. Pero mucho menos que siempre la tenga quien nos ha vendido un bien o un servicio, que tantas y tantas veces nos llega con “sorpresa”. Desde luego, ni mucho menos es verdad – como se suele oir - que todas las empresas nos mimen y nos cuiden siempre como clientes que somos. Si fuera así, no tendrían sentido el gran número de reclamaciones y denuncias de cada año – por cierto, en claro aumento año tras año -, ni el aumento del gran número de aplicaciones que están naciendo precisamente para facilitar quejas, reclamaciones e, incluso, el boicot. Con ellas puedes saber el origen de un producto - cada días más complicado de adivinar -, las composiciones, incluso si una marca apoya el matrimonio gay o a un determinado partido político. Por ejemplo, triunfan ya las que informan de si los productos son israelíes o no. Y en Ucrania nació una para detectar los productos rusos y así evitar comprarlos…

Mucha información que permite al consumidor elegir con más criterio y llenar el carrito con otras variables que no sean simplemente los gustos de cada uno y el precio. Y, sobre todo, poder ser un altavoz de algo que no le gusta, que está mal, que es un engaño, un estafa: un producto que no le ha gustado, un servicio deficiente, la resolución de un problema que no le ha satisfecho, una oferta engañosa… Va mucho más allá de escribir en las redes sociales y quejarse de una tienda, un hotel, un restaurante, una empresa de telefonía o un producto concreto. Se puede promover hasta un boicot a productos, marcas o establecimientos concretos. Ya se han dado algunos intentos, todavía sin demasiado éxito.

Estoy de acuerdo con quienes creen que, con todas estas herramientas, estamos ante el nacimiento de un consumidor que deja de ser pasivo para ser activo; que deja de ladrar y pasa a “morder”; que no solo amaga, que golpea con los medios a su alcance; que está más dispuesto que nunca a hacer valer sus derechos…

Es verdad que el manejo de estas posibilidades que nos permiten las tecnologías corre el riesgo de ser mal utilizadas por algunos. Empleadas injustamente para desacreditar, para herir, para castigar desproporcionadamente, pero no es menos cierto que lo mismo se hace desde la otra parte, y en mucha mayor medida, cuando en defensa de su economía se ningunea al cliente por detrás por muy buena cara que nos pongan por delante.

Pero no deja de ser una nueva alternativa - lo he dicho en alguna ocasión – que iguala de alguna manera las posibilidades de que la defensa de unos y otros sea más equilibrada. Quien no tenga en cuenta estas nuevas herramientas de los consumidores, estará cometiendo un grave error…

Cuenta de Twitter: @JesusSoriaD