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De la plaza a las urnas: Podemos llega a la Puerta del Sol

En la explosión de la indignación de aquel 15 de mayo de 2011 los ahora dirigentes de Podemos ya estaban ahí. Eran uno más, aunque no tanto… Todos venían del entorno universitario y asociativo donde llevaban años en el debate crítico y el activismo político. Allí se les vio megáfono en mano, subidos a taburetes, pasar horas en plaza de Sol.

Podemos ('We can') Party secretary general Pablo Iglesias delivers a speech during a party meeting in Valencia January 25, 2015. The letters read, "The Moment Is Now". REUTERS/Heino Kalis (SPAIN - Tags: POLITICS) / HEINO KALIS (Reuters)

Podemos ('We can') Party secretary general Pablo Iglesias delivers a speech during a party meeting in Valencia January 25, 2015. The letters read, "The Moment Is Now".  REUTERS/Heino Kalis (SPAIN - Tags: POLITICS)

En la jornada de la noche electoral, previa a las autonómicas del 22 de mayo, Iñigo Errejón analizaba, apostado en un balcón, qué estaba ocurriendo. Todavía no tenía treinta años y hablaba  como miembro de Juventud Sin Futuro: “Hemos vivido un fenómeno imprevisible para el que ninguno de los activistas de las organizaciones políticas estaba preparada y ha cristalizado en la toma de las plazas primero, como símbolo en la Puerta del Sol. Un movimiento masivo de rechazo a las élites, con contenidos amplios y pocos consensos. Un fenómeno de desobediencia civil, un divorcio entre la legalidad y la legitimidad. Rechazo a los dos principales partidos, al actual sistema de representación y a las salidas regresivas de la crisis y los recortes”.

Y Monedero, asiduo a las asambleas de políticas –a corto y largo plazo, así estaban constituidas-, en su papel de Mick Jagger de la ciencia política, sintetizaba: “El 15M se convierte en el ejemplo para el mundo. Ha venido a romper los consensos de la Constitución, el consenso de la Transicion del desengaño, del esto no sirve para nada. El 15M le dice a Europa 'No, usted ya no es el ejemplo de la democracia'. ¿Qué le pasa a un país que le da mas miedo ver un contenedor ardiendo que a un joven muriéndose de hambre?”.

El guante de la discusión lo recogía Pablo Iglesias en las tertulias de La Tuerka, televisión local cuya emisión se hacía entonces en un pequeño estudio del madrileño barrio de Vallecas. Por allí pasaron periodistas, activistas, políticos y profesores para analizar qué estaba pasado en un país que cambiaba a toda velocidad al margen de la clase política. Unas tertulias que Iglesias pronto compaginó con el Star system. Se gestaba el líder de la coleta y sus famosos rifirrafes en horario de máxima audiencia en Las mañanas de Cuatro y La Sexta Noche.

En sus libros, publicaciones propias y colectivas donde participaron Iglesias y Monedero, compararon el 15M con una grieta. De ahí, apartando a un lado y a otro los altos muros del bipartidismo, dicen, nació Podemos. El 2 de marzo la formación hacía el acto de presentación en el madrileño Teatro del Barrio, en Lavapiés, desde donde pidieron el apoyo popular e inscribieron la marca en el Ministerio de Interior pocos días después, el 11 de marzo de 2004.

El rostro de Iglesias acabó en el logotipo de las papeletas de las elecciones europeas. 1.200.000 votos les otorgaron 5 eurodiputados. La carrera política acaba de empezar.

En la configuración del partido las nuevas herramientas permitieron participar a más de 300.000 ciudadanos inscritos en Podemos. La Asamblea Ciudadana de octubre eligió a Iglesias como Secretario General en una pugna que acabó con la representación del sector crítico, liderado por el eurodiputado Pablo Echenique. La pirotecnia política, el peculiar asalto a los cielos de Podemos, resonaba en Vistalegre.

De las asambleas a los Círculos, aupados por la revolución digital, las mareas del descontento, para unos;  del cambio, para otros, confluyen en esta nueva formación. O así reflejan las encuestas del CIS, que les sitúan primeros en intención de voto. Es –al menos en los sondeos- el nuevo tripartidismo, donde Iglesias ha aprovechando su mano a mano con Alexis Tsipras y su escaño como eurodiputado y ya está muy cómodo con el lenguaje clásico de ataque al adversario retando a Susana Díaz o mofándose de Pedro Sánchez con la broma del “Lost in USA y loser in Spain” y una intensidad del que ya se ve capaz de ganar el pulso al adversario.

Como en el 15M, cuando la prensa extranjera llevaba la acampada de Sol a sus portadas, esta semana lo hacían con Podemos. El diario The Guardian se preguntaba ‘¿Se unirá España a la revolución griega?’ A la espera de cinco elecciones por delante, la llamada ‘Marcha del cambio’ convocada por Podemos ha llevado las urnas a Sol; el grito, ahora de papel, que dirían los sociólogos, pide el voto en el mismo lugar donde otros lo perdieron, es el kilómetro cero de la #SpanishRevolution.

 
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