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David Hooper, entre el amor y la magia

David Hooper dejó su vida en EEUU por una chica murciana. Tras vivir sobre los escenarios los locos de Tucxone Records ha grabado su primer disco en España

David Hooper durante una actuación con su banda / Océane Bouquey

David Hooper nunca pensó que aquel concierto en La Manga fuese a cambiar su vida. Era una noche más, otro bolo de aquella gira junto a su banda de entonces. Solo el tiempo permite entender la importancia que tuvo aquel concierto, la influencia que ha acabado teniendo en la vida de este afroamericano criado en Texas. Han pasado 18 años de aquella noche y Hooper todavía recuerda la sonrisa de una chica española que estaba entre el público, de una chica que no dejaba de mirarle mientras se desgañitaba sobre el escenario. David regresó a Estados Unidos enamorado y con el recuerdo de aquella mujer bien presente. “Durante un tiempo nos mandamos cartas. Escribía una cada dos o tres días”, recuerda Hooper desde su casa. “Esas cartas están ahora en un cajón”, confiesa entre risas. El cantante y la chica comenzaron una relación. Pasó el tiempo y los recuerdos de aquel verano parecían cada vez más lejanos. Un día, cansado de la distancia, Hooper tomó la decisión. Dejó su vida y su carrera musical y se mudó al sur de España, a Murcia, para comenzar una nueva aventura junto a aquella chica que había hecho retumbar su mundo.

Atrás dejó una carrera musical que comenzó en Houston y que combinó con trabajos temporales que ayudaban a pagar las facturas. “Sabía que era complicado mantener eso en el tiempo, el trabajar de día y actuar de noche”, explica David en un castellano veloz. Ante la falta de un futuro estable, Hooper se mudó a California persiguiendo su sueño musical. Aunque la situación no cambió mucho al principio, poco a poco se fue haciendo un hueco en los escenarios de Las Vegas o Texas mientras grababa sus propios temas y se ganaba la vida con los de otros. Su vida siguió un camino normal hasta aquella noche en La Manga, hasta que su mirada se cruzó con la de aquella chica española, hasta ese día en el que el músico decidió cruzar el Atlántico para siempre. “Un amigo suyo estaba buscando artistas para tocar en un local de Murcia y me mudé a España. Era mi oportunidad de estar con ella”, explica el cantante.

Ya en Murcia, Hooper se centró en su carrera musical y se hizo un habitual de los escenarios de la ciudad. “Al principio quise montar un grupo que viese el soul como yo, pero era muy difícil entonces”, admite. El texano descartó esa opción y se lo montó en solitario. Cogió su guitarra y comenzó a hacerse un hueco en la escena local gracias a un espectáculo intenso que no dejó a nadie indiferente. “En España estaban de moda los cantautores y mis conciertos huían de eso, yo estaba buscando un sonido más fuerte, menos acústico”, recuerda. Hooper echó raíces en España y hace nueve años nació su hija Amanda, que ahora asesora a su padre sobre sus movimientos en el escenario.

Hooper apostó todo por amor y salió ganando, aunque comenzar una carrera discográfica en España sería otra historia. “He grabado un montón de canciones mías estos años. Hasta preparé un disco que hice con amigos, profesionales muy buenos. Salió un buen álbum pero hace 6 años no era fácil sacar un disco así. No había sellos ni productores interesados y lo acabé guardando. Ahora es diferente. El soul ha crecido y sigue creciendo”, confiesa al otro lado del teléfono.

La historia de David Hooper, su presente, no se puede entender sin hablar de otras personas, de unos chicos que una noche de copas compartieron un sueño que acabaría, años después, topándose con Hooper. Una noche de fiesta, Alberto Peces repitió aquella vieja idea de montar un sello de música, uno diferente, uno especial. Ninguno de los presentes aquella noche pensó que aquella idea terminaría siendo algo real, pero tras mucho trabajo y muchas trabas, Tucxone Records dejó de ser un sueño. “Queríamos grabar la música que nos gusta escuchar, queríamos tratar a los artistas de la forma que nos hubiera gustado que nos trataran a nosotros, un sello dirigido por músicos, para músicos y por los músicos”, explica Génesis Candela, uno de los fundadores del sello. Una de las primeras metas fue montar la banda del sello, una de esas formaciones al estilo de los grandes sellos de los sesenta. El resultado fue The Silverbacks, el grupo que acompaña a David Hooper. Montada la banda tocó buscar cantante. “Buscábamos un cantante masculino con carisma y con presencia, alguien que pudiera ponerse al frente del pedazo de banda que habíamos creado y no palidecer. Algo auténtico, no una imitación, ni un revival ni nada parecido”, explica uno de los fundadores de Tucxone. Para encontrarlo acudieron a Internet, a Google y a YouTube. “Empezamos buscando imitadores de James Brown o de Al Green. Y poco a poco fuimos refinando la búsqueda hasta que apareció David en nuestra pantalla. A partir de ahí, comenzamos a mandarnos mensajes, luego nos conocimos en Murcia y finalmente nos enamoramos de él”, añade.

“Al principio, cuando me lo contaron, me dijeron que querían hacer algo diferente”, recuerda Hooper. “Yo pensé que era igual que otras llamadas que había recibido pero hablando con ellos, poco a poco, comencé a creer que de verdad estaban haciendo algo diferente”, añade el cantante. “David es un artista con hambre de triunfo”, relata Candela. “Ha dado muchos bandazos en su vida y no le han regalado nada ni ha tenido facilidades y tiene muchas ganas de subirse a un escenario y compartir el trabajo de toda su vida con el público. Es un tío trabajador que se merece todo lo bueno que está por venir porque ha sabido esperar su oportunidad”, concluye.

En unos días, el trabajo de Hooper con los chicos de Tucxone llegará a las tiendas. ‘Its my turn’ es un disco intenso y humilde, las canciones de un hombre cercano y apasionado que dejó su vida y su carrera por amor y que años después el azar y el destino han recompensado. “El título, ese es mi turno, es algo más que un cliché. Todo está a mi favor ahora y ese título significa más de lo que la gente puede imaginar. No puedo describir lo que siento, por fin puedo verme ahí. Es una gran ilusión”, explica Hooper eufórico. “La gente suele decir suerte, yo prefiero decir magia. Con mucho trabajo acaba apareciendo cuando todo encaja. Nadie sabe cómo pero llega un momento en el que todo encaja. Son las cosas de la vida”.

David Hooper and The Silverbacks actúan el viernes 27 de febrero en la Sala Tempo en la presentación oficial de 'Its my turn'

La increíble historia de amor de David Hooper
 
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