¿Cuánto necesita la Iglesia para sentirse alguna vez satisfecha?

Madrid

Está pensando este Ojo en dedicar su espacio de por vida a discutir bizarramente con cualquier cura, obispo o cardenal que se le cruce por el camino. Por ahora, bastará con esta contrarréplica, pero nunca hay que descartar nuevas escaramuzas ante la osadía del enemigo. Les informábamos ayer de esa asignatura de religión que nos ha colado el modernísimo ministro Wert. Hoy se nos aparece el portavoz de la Conferencia Episcopal, José María Tamayo, y se nos muestra muy enfadado: “No estamos satisfechos. El tratamiento es insuficiente”, afirma. Les molesta a los obispos que haya distintos horarios en función de las autonomías.

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¿Cuántas horas de clase consideraría suficientes el sacerdote Tamayo? ¿Mil, diez mil, cien mil? ¿O tampoco bastarían para que la Iglesia se sintiera cómoda y bien tratada? Y en otro orden de cosas, ¿también le parecen escasos al portavoz los 700 millones de euros que se gasta el Estado –es decir, usted y yo- en pagar a los profesores de religión que ha seleccionado uno por uno y con lupa la Conferencia Episcopal? Volvemos a meter los rezos en la escuela o el instituto, ¿y todavía no están contentos?

Luego echó pestes el cura Tamayo de la Ley del aborto. Es lo suyo. Siempre y cuando los obispos se frenen ahí y no pretendan imponer a los Gobiernos democráticos que legislen mirando a sus altares.