José Mujica, el otro presidente

Madrid

Ver a un presidente viviendo en una granja destartalada, rodeado de perros, gallinas, y sin las comodidades propias del cargo sorprendió al mundo. Al comienzo de su mandato, los uruguayos estaban recelosos con esta puesta en escena, pensaban que iba a avergonzarlos por viajar en un auto destartalado o calzar alpargatas. 14 años en la cárcel por formar parte del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros , una guerrilla urbana de izquierda que practicaba asaltos, secuestros y ejecuciones le hicieron saber apreciar lo realmente importante. Él explicaba que tener muchas cosas robaba su libertad.

Se va del Gobierno con un 65% de aprobación popular, uno de los mayores que ha habido en los 30 años de democracia que vive Uruguay. Una de las leyes que más controversia causó, fue la que puso en manos del estado la producción, venta, distribución y consumo de marihuana que se aprobó aun teniendo la mayoría de los uruguayos en contra. Mujica lo tenía claro, entonces y ahora: “hay que frenar el avance del narcotráfico y regular un mercado que existe en la sombra y está en manos de los delincuentes”. Se establecieron límites de cultivo y en la compra además de establecerse registros de consumidores y clubes de fumadores.

Hay que reconocer que José Mújica puso a Uruguay en el mapa para mucha gente en el mundo. Es popular porque alimentó un personaje que fue el que le permitió ese nivel de exposición mediática. De hecho hasta el rey Don Juan Carlos, que viajó a Montevideo para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente Tabaré Vázquez, le pidió a Mujica que le llevara hasta su ranchito. El ya expresidente ironizaba diciendo que cuando vino a España le alojaron en un palacio y ahora el rey quería ir a ver su charca.

Ley polémica también fue la de los matrimonios homosexuales, o ley de matrimonio igualitario, convirtiendo a Uruguay en el segundo país, detrás de Argentina, en reconocer las bodas entre personas del mismo sexo.

Es junto con Cuba el único país de latinoamericano que despenalizó el aborto voluntario, asegurando que podría evitar muertes en las interrupciones de embarazos de manera clandestina, sino que podría reducir el número de abortos, brindando apoyo a una mujer sola.

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Deja muchas cosas importantes por hacer, aunque ha hecho otras muchas. A Uruguay le faltan infraestructuras modernas, no ha metido mano a un sistema educativo ineficaz que sitúa a ese país entre los peores de américa latina y ha aumentado de modo importante la inseguridad en el país. Para muchos uruguayos, Mujica se creó una imagen internacional de salvador de la patria que no se reflejó de puertas para dentro, aunque a tenor de las últimas encuestas de aprobación, esto no le ha pasado factura.

En el panorama internacional, hay que recordar sus 'piropos' a Cristina Fernández la presidenta argentina, de quien dijo: “Esa vieja es peor que el tuerto. El tuerto era más político, ésta es más terca”. Luego pidió sentidas disculpas por sus palabras aunque la relación entre ambos quedó tocada.

Llamó “hijos de puta” a los de la FIFA y le dio permiso al periodista para publicarlo. Sus desavenencias con la tabacalera Phillip Morris Internacional, que acusa a Uruguay de dañar la libertad de comercio con las medidas que aprobó contra el tabaco en las que obligaban a cubrir el 80% de los paquetes con imágenes impactantes, hicieron que desaparecieran de las cajetillas las palabras light, mentolado o gold.

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