Siria, un país que no para de vaciarse

Ersal (Valle de la Bekaa)

En un aula del colegio de St Joseph, en pleno centro histórico de Tiro una refugiada palestina enseña a un grupo de mujeres, también refugiadas pero sirias, los diferentes tipos de bordados. Es un taller organizado por la ONG 'Acción contra el Hambre' para proporcionar a estas mujeres lo más parecido a un medio de vida.

Dos hermanas cosen junto a su cuñada Marian. Se nos presenta: tiene 19 años y un hijo. Espera otro. Escapó de las afueras de Damasco hace año y medio. Ahora aprende a coser. Dice que para uso doméstico o para sus hijos ya que ve muy difícil poder competir por uno de los escasos trabaos. Su marido que sí tiene uno de ellos trabaja como peonero con lo que le sale, que siempre es poco, mal pagado y en negro.

Venir a este taller le hace sentir mejor. Aprende y puede hablar con el resto de mujeres de un tema que sale constantemente: Siria. Piensan con tristeza en los familiares que han dejado atrás o en los amigos. Cuando hablan con ellos no dejan de tener la sensación de que las cosas no dejan de empeorar. Para que se hagan a la idea el 80% de los sirios vive bajo el umbral de la pobreza después de 4 años de guerra. Por eso las organizaciones que trabajan en y en torno a Siria creen que el país va a seguir vaciándose. Los vecinos como Jordania o Líbano están saturados. La ONU pide que se reasienten a unos 180.000 en países desarrollados. Marian no se plantea por ahora emigrar a Europa, por ejemplo. "No está en mis manos, solo el futuro lo dirá", nos dice.