El día después | 25-03-2015

Madrid

Resulta casi imposible sustraerse a esa especie de niebla que cubre cualquier conversación en el día después de una tragedia. Ya sea en el trabajo, con los amigos, en casa, al llevar a los críos al cole, con el taxista, en el gimnasio....hoy, tarde o temprano acaba saliendo el tema del avión de Germanwings. Y toda esa retahíla de sentimientos, de automatismos, que ayer comentábamos y que nos proporcionan una cierta sensación de alivio, de cobijo. Pero en mitad de este panorama, hay al menos un par de salvedades que yo creo que sería interesante subrayar.

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La primera tiene que ver con el efecto burbuja, con esa especie de campana que fabricamos los medios de comunicación cuando ocurre una desgracia de este tipo y que nos aísla de todo. Bueno, pues no. Rompamos esa campana porque la vida continúa y en el mundo siguen pasando otras cosas. Hablando de desgracias, por cierto, quinientas mujeres, ¡¡¡quinientas mujeres y niños!!! Fueron secuestrados ayer por los zumbados de Boko Haram en Nigeria. Esa también es una tragedia en mayúsculas, no nos olvidemos.

Y la segunda cosa....me da un poco de apuro porque ayer a esta hora, cuando otros descerebrados estaban colgando fotos falsas del accidente en la red, ayer no quisimos hacernos eco de los tuits que empezaban a circular, tuits ofensivos con las víctimas del tipo: "ojalá todos los muertos sean catalanes", "42 catalanes menos" o "no hagamos un drama, que son catalanes, no personas". Bueno, hoy lo traemos a la antena porque el Ministerio del Interior ha anunciado una investigación por si se ha cometido algún delito, pero sobre todo porque no han sido tres, ni cuatro....no, ha habido más de 200 tuits de este tipo.

Que ya sé que son una inmensa minoría comparados con el dolor y el apoyo colectivos de tantos millones de ciudadanos....pero están ahí. Ellos y otros que les retuitean la gracia. A todos estos ya les doy por inútiles, son bazofia,....pero sí pediría –modestamente- a los que juegan con estos asuntos, desde la política o desde donde sea, que se paren a pensar cinco minutos en lo que hacen y en lo que dicen. Visto lo visto, creo que merece la pena.