El teatro del mundo

Madrid

Se nos está acumulando tal cantidad de pesadumbre en estos últimos días que hoy, sinceramente, al abrir 'La Ventana' casi me apetece buscar refugio en el teatro. Porque hoy se celebra el Día mundial del teatro; así que por un momento he pensado: “pues nos vendrá bien un poco de ficción, desconectar, algo más ligero, más lúdico….” bueno, pues craso error; porque el teatro –afortunadamente- es mucho más que un pasatiempo y así se encarga de recordarlo el director polaco Krystof Warlikowski, que firma el manifiesto de este año. En ese texto, recomendable desde la primera hasta la última palabra, nos habla de Kafka, de Proust, de Coetzee y de su teoría sobre el fin de mundo; no por la destrucción del planeta sino por la desaparición de un mínimo modelo de relaciones interhumanas, de orden social. Por eso dice: “nosotros, quienes vivimos después del fin del mundo, testigos de los crímenes y los conflictos que incendian cada vez nuevos territorios….nos sentimos desamparados, aterrorizados y acechados. Ya no somos capaces de construir torres, y los muros que empecinadamente levantamos….no nos protegen del peligro”.

Y leyendo estas hermosas palabras –porque son hermosas aunque describan un infierno- me he acordado de las guerras: en Siria, en Libia, en Nigeria, en Yemen, en Ucrania….me he acordado del ébola, y del hambre, y de la desigualdad….e incluso del horror de ese avión estrellado por un joven perturbado, cuyo drama confirma aquello que escribió Mark Twain: que el hombre es un experimento y sólo el tiempo dirá si ha valido la pena. Ojalá la cultura, la educación –y hoy, singularmente, el teatro- nos puedan seguir ayudando en ese examen.

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