Courtney Barnett, las chicas también hacen ruido

Courtney Barnett no canta a los amores perdidos, ni hace folk, ni tiene una voz dulce y sedosa. Es, más bien, todo lo contrario. Acostumbrados a chicas dulces de baladas tiernas, el primer largo de la compositora australiana derriba todos los tópicos. Courtney es ruidosa, rockera, salvaje, por momentos suena a punk o a psicodelia, pero por encima de todo hace rock and roll crudo y directo, sin adornos ni florituras ha firmado un disco potente que gana con cada escucha y que acabará entre los álbumes más destacados de este 2015.

Tras llamar la atención con dos primeros EP que fueron bendecidos por la todopoderoso Pitchfork, la joven cantante edita su primer largo amparada por las buenas críticas de sus primeras canciones y con la responsabilidad de estar a la altura de unas expectativas demasiado altas para una debutante. Y Barnett cumple. ‘Sometimes I sit and think sometimes I just sit’ confirma que los primeros apuntes e impresiones iban en la buena dirección. Acompañada de una guitarra poderosa y con una buena dosis de gamberrismo y provocación, Barnett presenta en este disco sus credenciales para entrar en la primera división del rock gracias a composiciones tan seductoras como ‘Dead fox’, tan oscuras como ‘Boxing day blues’ o tan explosivas como ‘Pedestrian at best’.

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Barnett, que reside y trabaja en Melbourne, es la última promesa del rock en femenino, una artista que se dio a conocer en los grandes festivales de la temporada pasada y que dejó buenas impresiones. Después de un largo viaje por EEUU lleno de momentos excitantes, Barnett regresó a casa con la complicada tarea de dar forma a sus nuevas composiciones. Quería hacer un disco contundente que recordase a la esencia de los discos más intensos de Nirvana o Wilco. Se encerró en el estudio con una banda compuesta por chicos y cerró un álbum de letras peculiares que se centran en muchos de esos detalles que normalmente pasamos por alto. Así ha ido cocinándose un disco muy esperado capaz de mostrar las distintas caras de Courtney, el lado más pop y el más salvaje, y además mantener la intensidad a lo largo de todos los cortes de un disco que dará que hablar.