Juego de dinastías

Madrid

La candidatura de Hillary Clinton a las primarias para elegir al candidato demócrata en 2016 es un déjà vu. Ya lo hizo en 2008 con la intención de aprovechar el desgaste de George Bush Jr y se vio superada por un joven Barak Obama que se convirtió en el primer presidente negro de Estados Unidos cuando todos esperábamos a la primera mujer. No parece que la antigua senadora y primera dama vaya a dejarse sorprender esta vez, sin embargo -desde que se limitara a dos el número de mandatos- ningún demócrata ha conseguido suceder a otro demócrata sin una defunción de por medio. La publicación de sus memorias el año pasado poco aportaron sobre su programa que, en lo económico, podrá aprovechar la actual recuperación. Incluso en política exterior quedan resueltas las rémoras de la Guerra Fría y el campo republicano, aunque mayoritario, está muy dividido. Tan sólo una candidatura de Jeb Bush, hijo y hermano de Presidente, podría darle un toque 'Juego de Tronos' al próximo duelo por la Casa Blanca.